Santa Pola cuenta con dos de los mejores puntos accesibles para personas con movilidad reducida de la provincia, aunque en el último año están sufriendo unas deficiencias que están lastrando el baño de los usuarios. Seis de las ocho sillas anfibias de las que disponen los socorristas para facilitar el acceso al agua a personas que por medios propios no podrían hacerlo están estropeadas y agrietadas, por lo tanto, inoperativas. Los monitores tienen limitaciones para garantizar el orden y tiempos mínimos para el baño de cada usuario en la playa, teniendo en cuenta que sólo disponen de uno de estos vehículos sin motor y con ruedas en cada punto habilitado, uno en Playa de Levante y otro en Gran Playa, enclave este último donde está creciendo el número de personas que se interesan por estos espacios acotados para pasar el día.

Según Rocío Galán, coordinadora de playas de Cruz Roja, al inicio del verano tenían en funcionamiento cuatro sillas, y ahora sólo quedan dos. Consideran que los grandes perjudicados están siendo los bañistas pero esta falta de medios también les impide a los socorristas hacer su trabajo al completo, ya que hay más profesionales que material para dar este servicio fundamental por el cual trasladan hasta la orilla a los usuarios y facilitan que disfruten del mar durante un tiempo de forma segura, ya que sin estos elementos sería muy complicado que pudiesen entrar al agua.

Desde la Concejalía de Playas señalan que desde el primer momento en que se adquirieron estas sillas han estado dando problemas desde el verano pasado, e incluso los usuarios denuncian que son más incómodas que las que anteriormente se venían utilizando,con una estabilidad y ergonomía en el agua inferior, según el testimonio de los propios usuarios. Desde el ejecutivo local reseñan que hasta el momento se han presentado cerca de 300 partes de incidencias y de reparación por los Servicios Generales del Ayuntamiento hacia estas sillas, y a pesar de que se han presentado reclamaciones a la empresa adjudicataria del material de los puntos accesible, todavía no se han repuesto las piezas rotas, ya que todo este tiempo ha habido falta de entendimiento entre la Administración y la empresa, ya que supuestamente esta última alegaba que la rotura podía deberse a un mal uso de las sillas en lugar de reconocer problemas en la fabricación, a pesar de que siguen en garantía hasta octubre ya que se adquirieron en 2018, según indican fuentes municipales.

Soluciones

Aún y así, desde el PP señalan que se ha encontrado una solución intermedia a la sustitución total de las sillas, que pasa por que la empresa reponga las piezas averiadas antes de agosto, según la previsión que maneja el ejecutivo local. Con esta recuperación esperan volver a disponer de las ocho sillas, de las cuáles entre cuatro y cinco se repartirían en los puntos accesibles y la otra mitad se distribuirían por las playas con bandera azul fuera de la zona accesible con la idea de que Cruz Roja registre el servicio a través de una renuncia al baño para que sea la familia y no los monitores quiénes se introduzcan al agua con los usuarios.