Suena el eco de los tacos sobre el suelo del vestuario. Jóvenes radiantes de ilusión atan sus botas para saltar al campo. Suben las pulsaciones. Llega el momento tan esperado. Túnel de salida al campo. El Martínez Valero se alza imponente ante ellos. Algunos se santiguan como hacen los profesionales al pisar el césped. Es el momento de formar para la foto y, pronto, tras el calentamiento, un árbitro muy especial hace sonar el primero de los pitidos. Pacheta, el entrenador del Elche CF, da comienzo al juego que tanto esperaban, al encuentro con el que todo niño sueña, al partido de sus vidas.

Una veintena de alumnos del centro ocupacional Virgen de los Desamparados de Crevillent se enfrentaron ayer por la tarde a otros tantos jugadores del club Deportes Sin Adjetivos, que integra a varias entidades de discapacitados de Elche y que forman un equipo de Fútbol 8. Y lo hicieron en el estadio del primer equipo ilicitano, con numerosos familiares y amigos en la grada para darles ánimos.

«Esto sí es fútbol total», se escucha en el campo. Una experiencia «única», porque «jugar donde juegan tus ídolos no se vive todos los días», apunta el responsable de Relaciones Institucionales del Elche, Jorge Pérez.

Corre el balón..., y los crevillentinos disponen de la primera oportunidad. La pelota se marcha fuera y todos se lamentan. No es que vayan a celebrar los goles del contrario, pero casi. «Porque el fútbol es una fiesta deportiva que puede contribuir, y mucho, a la integración», señala Enrique Ortolá, vicepresidente de la Federación Valenciana de Fútbol. Esta entidad y el Elche CF han sido los responsables de un encuentro histórico. «Inolvidable, muy emocionante para ellos, pero también para nosotros», destaca Pacheta.

Los ilicitanos marcan el primer gol... Antonio Pardo, su entrenador, felicita efusivamente a los suyos: «¡Seguimos, seguimos!», grita desde la banda. «En Deportes Sin Adjetivos hemos formado a raíz del Elche CF un equipo de fúbtol 8 que entrena con asiduidad. También ofrecemos baloncesto, fútbol sala y atletismo», explica.

Los de Crevillent, comandados por Fajardo, tienen a un gran cañonero y éste marca de penalti. Recibe el abrazo de todos los suyos. «Creo que vamos perdiendo, pero da igual», apunta uno de los alumnos del centro. Claro que lo de menos es el resultado. Lo importante son los goles llenos de ilusión y que sirven para cumplir un sueño cuyos protagonistas ya están ansiosos de contar.

Diversión asegurada

Es el presidente del Elche, Diego García, quien les ha pedido en los vestuarios «que nadie se lesione». Divertirse es lo esencial. «El Elche CF debe reintegrar en la sociedad parte de lo mucho que nos aporta», explica García, quien añade: «Hoy recibimos nosotros más que ellos porque solo ver la ilusión en sus ojos y su sonrisa nos llena a todos de alegría y satisfacción». Esta experiencia es «inenarrable», matiza.

Cuidado... Llega un gol en propia meta. «No pasa nada. Un error y ya está», consuela el rival al defensa. Su compañera le ayuda a atarse las botas. Y, mientras, el árbitro tira de juez de línea para comprobar si era fuera de juego. «El VAR, que lo miren en el VAR», gritan desde la grada. Y las sonrisas llenan el césped. Y todos, desde el primero hasta el último, saben que están viviendo un instante único. Un partido solidario que jugadores, técnicos, directos y público nunca van a olvidar.