La Sierra de Santa Pola guarda en sus entrañas restos de la táctica militar empleada durante el conflicto bélico en España, aunque el paso del tiempo y sobre todo el incivismo de algunos han terminado por convertir lo que podría ser un patrimonio de primer orden en unas infraestructuras que han sido víctimas del vandalismo, y que a consecuencia pasan desapercibidas o están en mal estado de conservación, algunas repletas de grafitis o incluso pintadas que lanzan mensajes insultantes hacia los políticos actuales, entre ellos al presidente del gobierno, Pedro Sánchez.

Para revertir esta situación y poner en valor toda la arquitectura del destacamento de la décima agrupación Sur de Defensa de las Costas durante la II República, que se halla en el Cabo, desde la concejalía de Cultura, y a través también del Museo del Mar, están a la espera de que se resuelva el expediente de incoación para declarar este entorno como Bien de Interés Cultural (BIC), una nueva protección que obligaría a la Administración local a tener mayor control del patrimonio en la sierra, y por otro lado recibiría subvenciones del gobierno autonómico, Central o fondos europeos para dejar pulcros estos sistemas de destacamento y actualizar la información que los visitantes reciben en el entorno natural donde un día hubo una base militar atendida por 62 hombres. Echando la vista en el entramado, los paneles interactivos que hay junto al búnker, baterías antiaéreas o incluso los de acceso al Faro, por ejemplo, están resquebrajados, degradados por la lluvia o rayados a bolígrafo por actos vandálicos, una situación que lleva así años y que deja en los turistas la sensación de que el patrimonio local está en un segundo plano ya que tienen dificultades para entender los mensajes de estos paneles.

Expediente

En 2017 el Ayuntamiento comenzó a recopilar información para armar un expediente completo que poder remitir al área de Patrimonio de la Conselleria de Cultura. Durante este periplo el gobierno autonómico ha insistido en varias ocasiones que la documentación aportada era incompleta para analizar si estos restos merecen la declaración de BIC, por lo que desde el ejecutivo local han presentado en el último mes un riguroso informe detallando de manera gráfica y con coordenadas, también, el calado del patrimonio a proteger y su ubicación. Por el momento la única protección que tienen más de la mitad de estos elementos defensivos es la que contempla el plan general donde constan como Bien de Relevancia Local, aunque faltan seis por incorporar.

Según se desprende del informe elaborado por el doctor en arquitectura Andrés Martínez-Medina, experto del grupo de investigación Metrópolis, Arquitectura y Patrimonio; el cabo y la sierra de Santa Pola disponen de un inventario con 14 piezas del conjunto defensivo, entre ellas tres baterías de Costa, cinco baterías antiaéreas, un búnker de telemetría para proteger a los soldados, un puesto de mando, aljibe de provisión de agua, un polvorín bajo la roca que dificultaba que los enemigos los localizasen y dos barracones militares. Estos últimos se utilizaron en la época como hospital de campaña y están pendientes de rehabilitación a cargo de un proyecto municipal que costará 60.000 euros y que está próximo a licitarse.

Protección integral

De este conjunto, el 43% de los elementos quedaron sin terminar y el 29% están en ruinas, mientras que el resto presentan buen estado de conservación. Es más, según Martínez-Medina, este asentamiento militar que se levantó por el gobierno de la II República sobre la costa para defenderse de las incursiones aéreas de los aliados al bando nacional, podría ser uno de los que más extensión, elementos y buen estado presenta de toda la Comunidad Valenciana. Piden, así, la protección integral de diez de ellos, donde entrarían las galerías subterráneas para aunar más documentación a través de excavaciones y plantear una futura reconstrucción con fines pedagógicos en aquellos que están inacabados. Reclaman para los cuatro restantes una protección ambiental que autorizaría usos culturales, como es el caso de los barracones militares este y oeste, así como el puesto de mando y el aljibe, un sector que está pendiente de rehabilitarse para intervenir después con un proyecto de musealización a modo de centro de interpretación, que conllevaría también una remodelación de la cartelería.