Si vas a Crevillent el Miércoles Santo y accedes a la calle Jesús, que no tiene salida, lo primero con que te encuentras es una placa que indica que allí desde 1944 se arregla cada año la imagen y el paso de Jesús Rescatado. Sigues caminando y descubres una peluquería, con varias peluqueras y clientas, como cualquier otra. Empujas la puerta, para entrar y, enseguida, te recibe con una sonrisa Antonia Pomares, que te pregunta: «¿Vienes a ver al Señor?».

A esta finca, la de Antonia Pomares y Salvador Puig, regresa cada año por Semana Santa la imagen de Jesús Rescatado, para que se lleve a cabo, como se ha hecho toda la vida, el tradicional arreglo de pasos. Esta costumbre de Miércoles Santo reúne a las familias cofrades en los locales y domicilios en los que se guardaban las imágenes que no están expuestas al culto, hasta que se construyó el Museo de la Semana Santa de Crevillent.

Salvador Puig explica que su tarea cada año, desde hace más de medio siglo, es peinar la peluca de Jesús Rescatado y colocarle la corona de espinas. Su mujer, Antonia, se encarga de vestir la imagen. Todo esto lo hacen antes de que lleven el trono a la calle, donde se ubica el Rescatado y se empiezan a colocar las flores que adornan el paso. «Este paso siempre ha sido de mi familia, y ahora, después de más de cincuenta años encargándome del Señor, creo que ha llegado la hora de buscar un relevo», apunta Salvador. En Crevillent la responsabilidad de arreglar las imágenes y los pasos se hereda.

Relevo

En otro callejón sin salida, no muy lejos del anterior, se encuentra un local, donde antaño estaba la ermita de las hermanas Juan, en el que arreglan el paso del Prendimiento. Allí estaba ayer Ino González, que se encargaba de poner las faldillas al paso, como ha hecho todos los años desde 1964, cuando ella misma las confeccionó. Junto a Ino se encontraban Noelia y Eva Ángel, dos hermanas y floristas que tomaron el relevo de su padre, Rafael, hace varios años, y son las encargadas desde entonces de colocar la decoración floral del paso.

De esta forma, tradicional y familiar, se preparan los pasos en Crevillent, con el objetivo de que estén listos para que el Miércoles Santo por la tarde lleguen los costaleros para llevarlos hasta la parroquia de Nuestra Señora de Belén, donde se concentran las imágenes horas antes de que dé inicio la procesión de la Pasión de Cristo, en la que participan un total de dieciséis cofradías.

«La tradición de la Semana Santa no se pierde, y son muchas las personas que vienen a casa durante la tarde del arreglo para ver cómo se prepara el paso», explica Salvador Puig, mientras termina de arreglar al Rescatado.

Tanto es así que en muchas cofradías ofrecen merienda. Desde unos buñuelos con chocolate, hasta una habas hervidas con un trago de vino. Costumbres que en esta localidad, donde la Semana Santa está declarada de Interés Turístico Internacional, se trasmiten de padres a hijos para que, pasen los años que pasen, todo se mantenga con arreglo a la tradición.

Dieciséis escenas de la Pasión de Cristo

La plaza de la Constitución de Crevillent recibió ayer a miles de personas que asistieron a la concentración de los pasos que participaron por la noche en la procesión de la Pasión de Cristo. Una a una, las cofradías y hermandades hicieron su entrada en la plaza con el acompañamiento musical de las tradicionales «pasarelles», que son piezas compuestas especialmente para acompañar los pasos de la Semana Santa de Crevillent.