Uno de los puertos con más movimiento pesquero de la Comunidad Valenciana, como es el de Santa Pola, se ha quedado bajo mínimos para resolver trámites sin salir del municipio. La situación ha desatado el malestar de la Cofradía de Pescadores, que ha denunciado retrasos de hasta dos meses que tienen que padecer los marineros para ciertos expedientes porque el distrito marítimo solo cuenta con un administrativo. En diciembre, el jefe del distrito local se jubiló y desde entonces ha quedado desierta esta plaza, habiendo solo al frente un administrativo, ya que en los últimos tiempos también se ha prescindido del registrador, que se encargaba de reconocer los buques o realizar cambios de titularidad, que ahora en la mayoría de ocasiones tienen que derivarse a la Capitanía de Alicante.

El contexto actual refleja que a la tercera tampoco ha venido la vencida porque desde finales de año la Cofradía ha elevado a la Dirección de la Marina Mercante, órgano dependiente de Fomento, tres solicitudes para que saquen a concurso las plazas públicas para que Santa Pola vuelva a tener jefe de distrito marítimo y, según el ente local, siguen sin obtener respuesta del Ministerio.

Desde la Secretaría de la Capitanía Marítima exponen que no hay riesgo de que se pierda el distrito marítimo aunque el aumento de personal está en duda. Todavía no se ha publicado la oferta de plazas de traslado para cubrir este puesto público en la villa marinera como jefe de distrito, pero auguran que en los próximos meses la Administración central podría abrir el concurso, aunque no hay garantías de que el puesto llegue a cubrirse con celeridad teniendo en cuenta que las políticas están apuntando a la vía telemática para solucionar trámites, desde que la nueva ley, que entró en vigor en octubre, obliga a las empresas a aportar documentación a través de órganos colegiados como abogados o asesores. Sin embargo, sigue abierta la vía presencial para usuarios, como ocurre hasta la fecha con la mayoría de armadores que necesitan resolver certificados como el registro de buques, donde hay retrasos, o los despachos, que acreditan por tres meses a los marineros para que puedan ejercer en el sector.

Aunque hay cierta documentación que puede gestionarse por internet, hay otro tipo de burocracia que resulta imposible por esta vía; como los enroles, una especie de libreta que la Capitanía tiene que firmar y sellar.

Merma de servicios

La merma de personal a nivel local está trayendo dificultades para sacar adelante la montaña de papeleo que llega a Santa Pola y hay trámites para los que el administrativo no está autorizado, por lo que tienen que derivarse a Alicante y, por lo tanto, los pescadores tienen que hacer un esfuerzo doble al perder tiempo de su jornada laboral para resolver fuera de su municipio la documentación que se les pide.

Por otro lado, los sistemas informáticos que utilizan en la vía telemática no están actualizados con aplicaciones anticuadas que muchas veces dan problemas y que en parte lastran el trabajo del personal, que además de dedicarse a atender al público y resolver expedientes, también tiene que hacer subsanaciones de los problemas que arroja la plataforma digital con la que trabajan, según aseguran fuentes cercanas a la Capitanía Marítima. Por otro lado, al haber solo un funcionario en la villa marinera, en caso de enfermedad o vacaciones no siempre se asegura que el puesto se cubra, como ocurrió en las últimas celebraciones de Navidad, que las dependencias se clausuraron y se derivaron, por tanto, a la sede central de Alicante.

Desde el Club Náutico reconocen que no ha habido retrasos para obtener las credenciales de embarcaciones deportivas, por el momento, ya que la limitación afecta en especial al sector pesquero. Aún y así, señalan que esta merma es un inconveniente para todos los armadores, deportivos y profesionales, porque hay trámites que pueden verse afectados como el pasavante de navegación para autorizar la actividad.