El revuelo por la nueva orden ministerial que limita el fondeo en la isla de Tabarca para embarcaciones y motos de agua a lo largo de la reserva marina, ha generado que varios sectores se muestren en contra de esta determinación de la Administración central porque consideran que juega contra el turismo en la propia isla e incluso en los municipios próximos como es el caso de Santa Pola. En la villa marinera hay más de una decena de empresas que se dedican al sector náutico y que ahora podrían ver perjudicadas las ventas de ciertos tipos de embarcaciones, bien si se restringe la parada en toda la reserva marina como alude la Dirección de Recursos Pesqueros o sólo en aguas exteriores, como intenta aclarar el Ayuntamiento de Alicante. Jesús Hernández es uno de los empresarios locales que se dedican, en mayor medida, a la reparación de embarcaciones de recreo y podría notar el bajón en la actividad después de la gran crisis que sufrió el sector en 2007. Considera que la industria náutica va más allá del foco turístico y deportivo porque funciona como cadena de empleo y presiente que si estas medidas limitan el acceso de particulares podría afectar a unos 2.000 santa poleros que trabajan en el sector náutico o turístico.

Por esa razón estan barajando crear una asociación de empresas del sector náutico para unirse con más fuerza al recurso que más de 70 afectados por estas medidas quieren presentar ante la Audiencia Nacional contra la orden ministerial que entró en vigor el 8 de febrero, por lo que consideran una «legislación en la que no se ha consultado a las partes implicadas y no se han valorado los daños colaterales», según Jesús Hernández.

Freno a emprendedores

Freno a emprendedoresEn Santa Pola también hay nuevas iniciativas que se podrían ver paralizadas como la que tiene en marcha Alejandro Martínez, que ha creado hace unos meses el club motero PolaJet para hacer travesías en moto de agua a la isla. Al limitarse la circulación por aguas exteriores para estos vehículos acuáticos los cien socios del colectivo no podrán recorrer el perímetro de la reserva marina y la afición podría quedar limitada. Tampoco entienden que el argumento del Ministerio de Pesca para restringir la circulación de las motos acuáticas sea el sonido que produce este medio de navegación y los disturbios que podrían ocasionar a la fauna marina, «porque a diez nudos no hace ruido y luego nos encontramos que a las tabarqueras sí que les permiten entrar a la isla».

Desde el sector de la pesca recreativa añaden que con esta nueva regulación quedan aún peor parados que con las restricciones que se les impusieron en 2008 vetándoles la pesca en la reserva marina. Consideran que hay un agravio comparativo porque con esta regulación se limita más el perímetro de los particulares pero se amplian las zonas y los tipos de pesca a los marineros profesionales, según indica Andrés Orts, vocal de la delegación local de la Asociación de Pesca Recreativa Responsable de la Comunidad Valenciana. Los residentes de Tabarca también se oponen a esta nueva protección de la isla porque consideran que al limitarse el amarre en el puerto «es como si no te dejaran aparcar el coche debajo de tu casa, y el puerto es del pueblo. Todo esto me parece una estrategia de fondo para deshabitar Tabarca porque ya nos quitaron la pesca que era tradicional», señala Carmen Martí, presidenta de la asociación de vecinos «Isla Plana» de Tabarca. Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería (APEHA) añaden que podría ser un duro golpe para el turismo «porque muchos visitantes deciden quedarse en el barco para que le sirvan la comida, y del turismo vivimos allí tres meses al año», señala Maria del Mar Valera, presidenta del colectivo.