El gobierno local de Crevillent ha vuelto a poner una nueva fecha para inaugurar la ciudad deportiva Norte Juanfran Torres: este próximo verano. Ya en mayo de 2018 anunciaban que en la temporada estival pasada las infraestructuras estarían abiertas al público, pero cierto es que siguen clausuradas desde que se levantaron a partir de noviembre de 2015, una situación que no entiende ni la oposición ni los propios vecinos que quieren disfrutar del espacio deportivo donde se instaló un trinquete. El alcalde, César Asencio, señaló ayer que no resulta lógico que se abran estas dependencias hasta que el ambicioso proyecto no esté culminado, ya que quedan por levantar un campo de fútbol 11 de césped artificial al igual que el «skate park», que irá situado sobre las antiguas piscinas, que se colmataron para este espacio.

Avanzan que ya se ha adjudicado la empresa que en las próximas semanas transformará los solares de tierra en un campo de fútbol y que los trabajos durarán alrededor de dos meses, aunque en el pliego marque tres como máximo. En cuanto al skate park, tardará más en ver la luz, ya que el expediente sigue intervenido en el Ayuntamiento, se tuvieron que solventar deficiencias y el arquitecto municipal tiene que revisar el proyecto que se encargó a una empresa externa, aunque la previsión es que comience a licitarse en los próximos días con un procedimiento rápido de no más de un mes, para que se adjudiquen las obras, que durarían unos dos meses. Los cálculos llevan al verano para que el propio jugador Juan Fran Torres pueda inaugurar este sector deportivo próximo a la sierra, y es posible que se abra la cantina incluso antes de culminar las obras del skate, que no afectarían al funcionamiento del entorno del campo de fútbol.

Reproches

Sin embargo, el paso del tiempo ha generado que ciertas instalaciones se hayan degradado antes de la apertura, según denuncian desde la coalición local de Compromís, que ha podido acceder al interior del pabellón tras pedir permisos. Sostienen que las paredes del edificio se han oxidado, por lo que intuyen que la empresa adjudicataria no colocó un protector adecuado para revestir los muros. Aún y así desde la Concejalía de Deportes aclaran que el arquitecto del proyecto ya diseñó la construcción de ese pabellón con un material óxido por cuestiones de estética, por lo que niegan que haya deficiencias en ese punto, y que en caso de haberlas corre un año de garantía desde que se certificaron las obras por lo que la mercantil tendría que asumir los arreglos. Desde este grupo de la oposición también lamentan la ubicación que se empleó para colocar las placas solares con las que se abastecerá de energía renovable el edificio, ya que están a ras del suelo y cercadas por una valla que, según Compromís, tiene las puertas abiertas, y que por lo tanto es blanco de actos vandálicos como ya ha ocurrido en los últimos meses cuando se llevaron parte de cobre de los sistemas. La medida que barajan desde el gobierno local es la colocación de un sistema de alarma que cubra las partes más sensibles de la ciudad deportiva, en las que estaría incluido el sector de las placas para evitar más altercados, y anuncian que tras la apertura se repondrá el material robado.

Prórroga tras prórroga

El proyecto de ciudad deportiva lleva varios años sobre la mesa. En 2012 estaba previsto acometer las obras por más de 1,1 millones de euros, de los cuales 600.000 los aportaba la Diputación y el gobierno autonómico dentro del Plan de Instalaciones Deportivas. Con la crisis la subvención se prorrogó y se activó de nuevo en 2015, cuando empezaron las obras. Un año después los trabajos se paralizaron para subsanar defectos del primer pliego que observó la empresa, que contempló mejoras por 116.000 euros más, como en el sistema de ventilación en el trinquete o tratamiento antilegionela en duchas y calderas. En 2018 se aprobaron unas obras complementarias por 57.000 euros más para finalizar el entorno de la ciudad deportiva, unas cuantías que desde la oposición criticaron por considerarlas un sobrecoste al proyecto inicial.