El deporte se vuelca para homenajear a la pequeña Silvia Martínez y Cecilio Gallego, víctimas de los atentados terroristas de ETA en la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola en 2002. Diecisiete años después del fatal suceso, el club de gimnasia rítmica Náyades de la villa marinera organizó ayer una exibición de danzas en el pabellón deportivo Lara González a la que acudieron cerca de 200 gimnastas de 21 clubes distintos del país. La misión era elevar un canto de paz mediante la danza, y brindar un caluroso homenaje a las víctimas, por lo que ambas familias estuvieron presentes en el acto a través de unos palcos que se prepararon en las gradas. Varios agentes de la Guardia Civil se sumaron también a la jornada que terminó con un desfile de clausura y un aplauso infinito.

Desde el club Náyades, el único de Santa Pola, sostienen que la iniciativa empezó a gestarse hace un tiempo aprovechando que una de las jóvenes promesas de la entidad es la hermana de Silvia Martínez, que actuó en solitario ayer en una prueba cercana a los dos minutos con pelota. La exhibición no tuvo un carácter competitivo y por lo tanto las actuaciones no estaban valoradas por jueces. Aún y así las distintas disciplinas impregnaron todo el pabellón con más de 500 personas contemplando esta ofrenda en forma de baile artístico de alto nivel en el que participaron gimnastas de varias categorías como juvenil y benjamín representadas en el campeonato de España y clasificadas a nivel provincial o autonómico. En el escenario además había un ángel floral y macetas que varias entidades locales dispusieron para la ocasión mientras las gimnastas realizaron ejercicios que combinaban pelotas, mazas, cintas o aros, además de conjuntos con varios gimnastas a la vez, hasta veinte en el caso de un club de Alfàs del Pi que asistió.

Demostración

Después del grueso de actuaciones de gimnasia rítmica,un grupo de cuatro agentes de la Guardia Civil realizaron una demostración a los espectadores sobre cómo trabaja el cuerpo en distintas situaciones cotidianas y los métodos de detención que tienen. Aprovecharon al final para dedicar unas palabras en homenaje a las dos víctimas y para sumarse a la repulsa por los actos violentos del 2002.

La parte final de este primer certamen culminó con una actuación musical de dos integrantes del club Náyades en la que interpretaron una canción por la paz, que fue seguida de un desfile en el que los entrenadores y las entrenadoras, acompañados de los deportistas, salieron al escenario abanderando la enseña nacional y de sus clubes, mientras al mismo tiempo sonaba el himno.

Uno de los momentos más especiales vino cuando desde el club organizador entregaron a la familia de las dos víctimas unos ramos de flores y un peluche en honor a Silvia Martínez. Los deportistas alzaron después al cielo un clavel blanco y en lugar de un minuto de silencio, el pabellón Lara González retumbó durante un largo aplauso que ponía fin a esta exhibición.