«No es bueno que haya comerciantes que abran tan tarde ya que si los puestos permanecen cerrados damos mala imagen». Pilar Rives es una de las comerciantes del Mercado de Abastos de Crevillent a la que le gustaría que hubiera una mayor estabilidad en cuanto a la apertura de los puestos. En su caso, aprovecha el lunes para tomarse un respiro y preparar el género del martes, día que abre su negocio de fruta y verdura heredado de su padre desde hace cuatro décadas. De los 50 puestos que tiene en total el mercado, el primer día de la semana más del 70 por ciento están cerrados y los únicos que abren apenas registra nueva clientela, que no se anima a entrar porque ven más persianas cerradas que negocios funcionando.

La situación no empieza a despertar hasta el miércoles, aunque prácticamente la mitad de los puestos siguen sin abrir hasta que no llegan los días fuertes de ventas al final de la semana. Es el viernes y sábado cuando abren prácticamente la mayoría, eso sí, exceptuando a los ocho puestos que llevan más de un año cerrados de manera permanente, a pesar de que el Ayuntamiento sigue ofertándolos para que nuevos emprendedores apuesten por el mercado.

Desde el gobierno local ya tomaron nota en su día de la problemática en cuanto a la libertad que tienen los comerciantes para abrir, por esa razón se sigue perfilando una ordenanza que regulará los horarios para que abran previsiblemente de martes a sábado y que en caso de cerrar justifiquen los motivos por escrito. También contempla el borrador que puedan abrir por las tardes, aunque en su momento los comerciantes desecharon esa opción porque no les salía rentable. Con esta normativa local se tendría más controlado el funcionamiento del zoco, pero por contra hay sectores que se verían perjudicados como el de la pescadería, ya que el suministro de género lo ofertan a mediados de semana porque antes les sería inviable.

Esta ordenanza, que lleva cerca de un año en trámite, también abrirá puertas al futuro del mercado de abastos para relanzar la actividad. Permitirá, así, que se instalen otros sectores como el gastronómico para que estas infraestructuras no queden relegadas sólo al sector estricto de la alimentación como hoy ocurre, aunque estas son solo unas pretensiones del equipo de gobierno. Sin embargo, no hay visos ni a corto ni a medio plazo de que las instalaciones se modernicen y por el momento sólo se aspira a mejorar de forma superficial la apariencia actual de este edificio, que fue reformado por última vez en 1997, por lo que repintarán próximamente algunos tramos desgastados como los pilares metálicos y corroidos del exterior.

Futuro

El debate sobre la deriva del mercado sigue abierta y las voces son dispares. Están los que apuestan por el modelo tradicional mientras que otros señalan que seguir con ese patrón llevará a la agonía del que fue en su día el foco comercial más importante del municipio alfombrero, que ha ido perdiendo fuelle con el incremento de los hipermercados. Lo que salta a la vista es que a pesar de que instalarse en el mercado resulta rentable, pues las tasas mensuales por ocupación no superan los 40 euros en la mayoría de puestos, apenas se ven emprendedores que apuesten por la zona, mención aparte los jóvenes que toman el relevo de su familia para seguir con el negocio y otros casos como el de Maria del Carmen, que después de llevar veinte años gestionando una panadería ha decidido hace cuatro meses coger el traspaso de un puesto para probar suerte. La mayoría de comerciantes coinciden en que la problemática más notoria es la falta de aparcamiento, que supone un freno para captar a nueva clientela que circule de pasada o que quiera llenar el carro. Así las cosas, demandan que se promueva la zona azul en los alrededores durante las horas punta, aunque el proyecto piloto que avanzó el gobierno local sigue paralizado.

Más servicios para compensar los cierres

El gobierno local está planteando remodelar entre dos o tres puestos que llevan cerrados permanentemente más de un año para darles salida, que sirva para dar un servicio común a los comerciantes y a la clientela. El planteamiento que han estudiado desde la Concejalía de Mercados es la conversión de estos espacios en unas salas de estar con sillas y mesas, para que los usuarios puedan, por ejemplo, leer la prensa diaria o tomarse un café. J. R. E.