P Crevillent una vez más vuelve a sacar su potencial fuera con su reciente designación como director de la Joven Banda Sinfónica de la Federación valenciana de Sociedades Musicales. ¿Qué retos tiene entre manos?

R No podemos pretender que la banda sea un ente estático porque los músicos y los directores nos necesitamos mutuamente, somos una simbiosis por lo que me gustaría cambiar cosas. No sólo tenemos que hacer atractiva la formación si no que entiendan que se mejorará y la brecha generacional con los músicos no es tan grande por lo que me permitirá entender mejor a quienes pretenden ser profesionales con las dificultades que hoy en día hay.

P Una vez arranque el ciclo de conciertos en verano, ¿sueña con que su municipio entre en la lista de destinos?

R Es totalmente imposible hasta que no tengamos una infraestructura habilitada teniendo en cuenta que esta banda es el estandarte del movimiento cultural y no pueden tocar en la calle, imagino que en un par de años, si tenemos el Teatro Chapí, seria posible. Está previsto que toquemos en escenarios de las tres provincias y el 14 de julio actuaremos en el marco de la convención que organiza la Asociación Internacional de Bandas y Conjuntos Sinfónicos (WASBE), que será en Bunyol (València) y será un escaparate al mundo.

P La Sociedad Unión Musical de Crevillent fue un músculo importante en sus inicios y cumple 90 años. ¿Estará presente en algún acto del aniversario?

R No tengo tiempo físico pero por lo general intento asistir a ciertos conciertos y precisamente este año volverán de nuevo al certamen de la Diputación Provincial después de mucho tiempo sin hacerlo y me entusiasma poder tocar con ellos como trompetista, porque tuve la suerte de que ellos me dieran la formación temprana.

P ¿Las instituciones y los vecinos deberían valorar más el talento de las bandas locales?

R No considero que haya bajado en ningún momento de la Historia la afición por la música y algún día nos daremos cuenta de lo importante que es mantener y aumentar la calidad en estas condiciones tan malas porque tenemos una Unión Musical muy competente y respetada que no tiene un lugar digno donde tocar, no hablamos de que haga frío ni calor, si no que necesitan un escenario en condiciones.

P En 2017 se alzó con la batuta de oro al mejor director de bandas para jóvenes del mundo tras ganar el World Music Contest de Kerkrade (Países Bajos). Con su bagaje, ¿confía en que se está llegando a todos los públicos?

R La música de más alto nivel sinfónica está perdiendo la relación con la gente joven porque al final todo está muy encorsetado con protocolos, y aunque es bueno en parte porque da cierto aire de nobleza, tampoco debemos olvidar que la música es compartir y debe dar igual cómo vayas vestido y que edad tienes. Deberíamos intentar abrir las puertas a los jóvenes sin obligarlos a entrar.

P ¿Y cómo se puede innovar para romper con este sistema tan encorsetado?

R Tengo la misma inquietud pero ya hay orquestas que están cambiando actuando incluso con grupos de rock. Bien es cierto que deben mantener su repertorio y digamos que el 90 por ciento es del siglo 18 y 19 con muy poca salida a compositores jóvenes, ese es un tanto que se pueden apuntar las bandas de música, lo que me da pie a reivindicarlas porque la mayoría del repertorio es de compositores vivos, y no dejan de ser una red social muy antigua.

P Su extensa formación le ha permitido codearse de los grandes directores como Jan Cober. ¿Los certámenes le han abierto puertas en su carrera?

RMe han dado visibilidad, la gente sabe quien eres pero no me han regalado nada y no creo que me pueda jubilar aún (risas) . Es un mundo con muchas salidas y pocas oportunidades, pero estoy todo lo estable que puedo, vivo en mi pueblo y van saliendo proyectos más ambiciosos.