«O coges el coche o no hay manera de comunicarte con el núcleo urbano, estamos aislados, y es una pena que no vayamos apenas al poble por esta cuestión» . Antonio José Ruiz es uno de los residentes del sector R-10 de Crevillent, conocido como El Pinar, que muestra su malestar al igual que otros vecinos por las dificultades que hay para llegar a pie al núcleo urbano del municipio, ya que no hay viales adaptados a transeúntes ni tampoco pasos de peatones para caminar paralelamente o cruzar las dos carreteras nacionales, tanto la N-340 que comunica con Elche o la N-325 al norte del sector que atraviesa la zona de «La Garganta».

En respuesta al problema, el gobierno local ha culminado estos días una memoria técnica como antesala a un proyecto para adecuar los márgenes izquierdos de la N-340 en los tramos próximos a la rotonda donde convergen ambas carreteras, para transformar las cunetas en aceras para que los usuarios puedan pasear de forma segura, así como colocar un paso de peatones a la altura de la fábrica de alfombras Sualsa para diferenciar el paso de vehículos y paseantes. La primera fase costaría 23.000 euros y seria asumida por las arcas municipales aunque antes tiene que autorizar las obras el Ministerio de Fomento, titular de ambas carreteras. Desde la concejalía de Infraestructuras señalan que también están intentando llegar a un acuerdo con el propietario de unos terrenos al margen derecho de la N-340 para cederlos al Ayuntamiento con tal de urbanizar una acera que superaría los tres metros de ancho y 50 de largo que podría estar acompañada de farolas en el tramo.

Con todas estas medidas se vería beneficiado el sector R-10 y otros núcleos de población que no siempre pueden desplazarse en vehículo, pero todavía quedaría negociar otro aspecto esencial como es la seguridad en la zona. Los vecinos proponen que se instalen pasos de peatones cerca de las rotondas para que puedan cruzar al otro lado, teniendo en cuenta que se hallan superficies comerciales e incluso una parada de autobús para la línea que llega hasta Elche, un servicio que los vecinos de El Pinar tienen limitado, y que en el caso de hacer disfrute de él se exponen al peligro de cruzar la carretera y saltar la mediana si quieren acceder a pie. Desde el gobierno local ven difícil, por el momento, que Fomento faculte un paso de peatones en la N-340 porque preven que esta señalética debería ir acompañada de un semáforo «que podría generar retenciones, aunque defendemos que lo principal es que prime la seguridad del peatón», señala Manuel Moya, edil del área, por lo que mediarán para instalar esta señalética en otro punto menos concurrido. En este hilo de cosas, tampoco parece contemplarse la construcción de una pasarela vertical como proponen los vecinos como alternativa.

Más servicios

«Pagamos 400 euros de IBI que no se ajustan a los servicios que tenemos». Además de la mala comunicación a pie, esta es unas de las principales quejas que hacen los residentes de El Pinar sobre este sector que sigue sin terminar de desarrollarse urbanísticamente ya que la promotora ha estado durante cinco años con el proyecto paralizado por la «crisis económica», según alegaron, y que ha vuelto a retomarse hace unos meses. Hasta la fecha hay cinco bloques con algo más de 300 viviendas ocupadas y algunos vecinos señalan que los servicios públicos son mínimos, ya que todavía no han visto los parques que les «prometieron», teniendo en cuenta que hay población infantil en la zona y en lugar de zonas verdes hay descampados, pocos bancos para sentarse y consideran «mejorable» la limpieza.