Y la patrona volvió a la capilla arropada con el cariño de todo su pueblo para cubrir un año más con buena suerte a todos los santa poleros. Las fiestas de la Venida de la Virgen de Loreto culminaron ayer con la tradicional representación en el puerto que repasa cómo la imagen de la virgen alcanzó la bahía de Santa Pola, en 1643, tras el tercer temporal de Santa Catalina.

Antes de que el cuadro escénico se pusiera en marcha, cerca de un centenar de vecinos, enfundados con tocas y faldas antiguas, iniciaron un itinerario alumbrado con antorchas como de costumbre para acompañar hasta el muelle a la comitiva, formada por la corporación municipal; autoridades eclesiásticas; reinas y damas; camareras de la virgen y portadoras de varias generaciones. Al llegar al puerto iniciaron la escenificación que está inspirada en los hechos de mediados del siglo XVII, cuando la imagen de la virgen fue desembarcada en tierra por marineros.

Así las cosas, los textos de la cronista local Maria Sempere Montiel cobraron vida recreando el momento en el cual el pastor Alejandro revela a Guadalupe que la virgen corre peligro de ser perseguida por los herejes, una historia tensa que cuenta también cómo la talla renacentista de alabastro y mármol empieza una travesía desde el puerto de Santa María de Cádiz hasta Santa Pola, teniendo en cuenta que el destino fijado era Villajoyosa, de donde procedía la embarcación y donde quedó resguardada la imagen, pero finalmente los marineros optaron por desembarcar y entregarla a las autoridades locales en el puerto más cercano y seguro, el de la villa marinera, tras fuertes temporales.

En la noche serena de ayer la «Llocomore», la pequeña barca de artes menores que por tradición realiza la venida, volvió a engalanarse con luces para que todos contemplaran cómo el patrón entrega al alcalde la réplica de lo que hoy es una de las identidades de Santa Pola. Al cierre de la representación, el lírico Antonio Sempere interpretó la oda que relata el suceso histórico y la comitiva siguió el ritual en procesión hasta la ermita del castillo encabezado por la Virgen de Loreto, portada por la santa polera Maria Dolores Cascales, quien llevaba años en lista de espera para cumplir el sueño.

Tras varios recitales la Coral Levantina interpretó la plegaria y el motete para finalizar unas fiestas, organizadas por la asociación de la Venida, que está en vías de declararse Bien de Interés Cultural y que representan un hecho querido por todos.