«No quieren saber nada de nosotros», lo dijo ayer Vicente Sempere, segundo de abordo del pesquero de Santa Pola Nuestra Madre Loreto a Efe cuando se cumplía una semana desde que rescataron a 12 inmigrantes frente a las costas de Libia. Y en la villa marinera, donde cada vez se hace más tensa la espera, lo ratificaba la madre del patrón, Pepi Irles: «nos sentimos abandonados todas las familias de los tripulantes por parte del Gobierno central, nadie nos dice nada». Ayer se refirió de nuevo a este asunto la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, visto que el ejecutivo que preside Pedro Sánchez no está dispuesto a aceptar el ofrecimiento de la Generalitat para que los náufragos desembarque en nuestro país ante la negativa de Italia y Malta de acogerlos, como dictan los tratados internacionales, y ante el miedo que tienen de volver a Libia que es lo que se pretende en esas negociaciones bilaterales.

La portavoz del gobierno valenciano, ante el riesgo en el que se encuentra tanto la tripulación como las personas rescatas, pidió que «llegado el caso», sea el Gobierno español que «tiene más márgen» el que preste su ayuda «a través de los medios del Ejército, como las fragatas» para que puedan rescatar y «poner a salvo» a todas las personas que van a bordo de este barco.

Víveres

El patrón de la embarcación, Pascual Durá, ya aseguró el lunes que apenas hay provisiones para una semana y son el doble de personas de las previstas para la capacidad del barco (25, contando a los 13 marineros), que no tenían previsto volver a España hasta días antes de Navidad para aprovechar al máximo la campaña del marisco. Ante esta situación el segundo del barco aseguraba que desconocen que haya avances en las negociaciones para que el pesquero pueda llegar a tierra cuanto antes, y añadió que «nadie» se había interesado por ellos. En cambio, el Gobierno reiteró ayer que tienen información puntual de todo cuanto acontece.

«Si hubiera sido un tesoro, seguro que vendrían volando o en submarino», añadió el marinero. La embarcación ayer era azotada y lo será hoy por olas de seis y siete metros en un temporal al que se enfrenta a 95 millas de Libia y a 120 de Malta, pero esperaba que el mal tiempo cambiara en cuestión de horas. Los inmigrantes continúan con mareos ya que «no están acostumbrados» al movimiento del barco ni tampoco «al calor» por el hecho de estar encerrados, ya que todos ellos duermen «amontonados» por los pasillos al no haber espacio suficiente en «un barco pequeño». El problema no son sólo los víveres pues cuentan con combustible para los próximos cinco o seis días, aunque prevé que «alargando nos llegará para una semana».

UE

La vicepresidenta del Consell fue muy dura ayer en sus afirmaciones, «sería lógico que los gobiernos de la UE autorizaran el atraque del pesquero en los puertos más próximos», pero «ante la falta de decencia humana» por parte del resto de países europeos que «dan la espalda al derecho humanitario y a la legislación internacional», esta posibilidad «no se está dando». La portavoz del Consell reiteró que el gobierno valenciano «representa los principios fundacionales de la Unión Europea» en los que se ponía en valor que estos países fueran «un espacio de libertad y seguridad», un lugar «donde encontrar una nueva vida» para las personas que «huyen del terror de la guerra» y volvió a pedir que sean desembarcados en España aunque el problema será quién los trae porque los marineros deben seguir faenando porque esa es su vida.

Por su parte, Esquerra Unida del País Valencià (EUPV) reclamó a la Delegación del Gobierno en la Comunitat una «solución humanitaria» y advirtió que «devolverlos en Libia, como propone el Ejecutivo de Pedro Sánchez, no debería ni siquiera contemplarse como una opción posible». La coordinadora general, Rosa Pérez Garijo, instó en un comunicado a que Delegación de Gobierno ponga en marcha «una solución humanitaria para las personas rescatadas por un barco cuando habían sido lanzadas al mar por los guardacostas libios».