«De lo que conocí sólo queda la imagen cochambrosa, pero me tranquiliza pensar que los recuerdos no se destruyen». Manuel es un vecino octogenario de Crevillent que sentado en su banco de siempre trae al presente cuarenta años de trabajo en la industria de la alfombra. El tiempo ha dejado secuelas que se traducen en degradación y estancamiento del crecimiento urbano de Crevillent donde reposan 117 fábricas en suelo residencial de las cuales el 53% están deterioradas o en ruinas, según se extrae del Plan Estratégico Industrial del municipio.

Uno de los casos más notables es el de la fábrica de los Hijos de Augusto Mas, la primera industria alfombrera de España fundada en 1823 y compuesta por ocho cuerpos que ocupan un solar de 5.500 metros cuadrados que se extiende hasta la Rambla del Castellar. Los herederos pusieron a la venta el complejo hace unos meses por unos 600.000 euros, a precio de suelo, porque no les reporta ningún beneficio, si no todo lo contrario, ya que tienen que asumir cuantiosos impuestos por situarse en el centro del municipio.

La situación además está estancada porque no hay ningún promotor interesado en adquirir el complejo para desarrollar el sector tal y como se contempla en el plan general, donde está proyectado un boulevard formado por bloques de viviendas de siete plantas y zonas verdes que podría superar los tres millones de euros.

Según David González, abogado urbanista, esta zona resultaría atractiva si se modifica la ordenación del suelo facilitando la venta por parcelas en lugar de la ejecución total como planteó en su día el gobierno local.

Sin embargo, el alcalde, César Asencio, rechaza un cambio del plan general y ataja que los planes para estos sectores no son desmedidos porque «hay un crecimiento de la población sostenido y en el futuro sí que se necesitan nuevos bloques de viviendas en estas zonas de expansión», señala. La mayor parte de este conjunto fabril no tiene ningún grado de protección, a excepción de la fachada de la vivienda familiar, ubicada en el número 15 de la calle Virgen del Carmen, que tiene el grado tres y está incluido en el catálogo municipal como Bien de Relevancia Local. Desde hace unos meses este tema está intervenido en la oficina técnica, ya que Compromís señaló en su día que se revisase el plan general por si había partes de la fábrica descatalogadas que debieran protegerse.

Por el momento, lo que queda a la vista de todos es una fábrica minada con las ventanas tapiadas y donde se han repetido capítulos de actos vandálicos, en un entorno que ha servido también de casa «okupa». Aunque no hay riesgo de derrumbe inminente, tanto en esta fábrica como en las del resto del municipio, las cubiertas están degradadas, los techos de cañizo hundidos y fachadas agrietadas. El gobierno local insiste en que no tienen competencia para reformar estas infraestructuras porque el mantenimiento depende de los propietarios, con lo que el aspecto de dejadez languidece el recuerdo del foco de la economía crevillentina antes de que la actividad se trasladase a los polígonos.

Plan director

Los expertos señalan que la solución al problema, en primer lugar, pasaría por crear un plan director del patrimonio arquitectónico y después entraría en juego «la mediación de la administración local con los propietarios y por qué no con la empresa privada, o crear un patronato que sirva como ente que gestione», indica Manuel Carreres, presidente de la Asociación Valenciana de Patrimonio Industrial y miembro del consejo etnográfico municipal, recientemente creado para gestionar la ubicación del futuro museo de la alfombra y el esparto con las donaciones de usuarios.

Carreres plantea que este centro cultural esté en una fábrica y pone como referente la de Hijos de Augusto Mas para albergar telares que muestren la evolución histórica desde el proceso manual al automático, ya que hay grandes empresas como Imperial que guardan maquinaria antigua. El experto propone abrir procesos de restauración y participación para escuchar las necesidades de los residentes para reconvertir espacios como ha ocurrido con la antigua fábrica Universal, adquirida por Cooperativa Eléctrica para fomentar actividades para los socios.