Crevillent se puso ayer de gala para despedir las fiestas patronales y venerar al patrón de la localidad alfombrera, San Francisco de Asís sin dejar de mirar al cielo en todo momento por la amenaza de lluvia. El broche de oro a los días grandes de la localidad alfombrera lo puso la procesión del patrón, ayer por la tarde. Los festeros, uno de cada comparsa portaron a San Francisco de Asís por las calles crevillentinas, desde la Parroquia de la Santísima Trinidad a la de Nuestra Señora de Belén, como manda la tradición. Fue el turno de los hombres, acompañados de los cargos en todo el cortejo, así como de las autoridades municipales. Las velas ofrecieron un ambiente de solemnidad en el recorrido. El castillo de fuegos artificiales y el himno a la Festa despidieron a lo grande la festividad.

Por la mañana, una multitudinaria ofrenda de flores centró los actos, en la que los festeros ya temieron por momentos que el agua pudiera deslucir el desfile. Las primeras gotas empezaron a caer, pero a la salida de la imagen ese tímido chispeo cesó por completo.

«Nos ha salvado el patrón de la lluvia», comentaban algunos de los fieles. De este modo, las mujeres cobraron su protagonismo en la ofrenda, ataviadas con espectaculares trajes de festera. Todas ellas, desde niñas, a mayores, integrantes de cada una de las comparsas de los Moros y Cristianos de Crevillent. En total, la organización cifró en un millar la cantidad de participantes que nutrieron el acto, desde el Parque Telmo Vela a la Plaza de la Constitución. Las bandas de música también se ganaron la admiración del público con su sobresaliente participación en todo el desfile.

Llegó el mediodía y los crevillentinos asistieron a una misa cantada en la parroquia Nuestra Señora de Belén, con la participación de la Banda Unión Musical, Coral Crevillentina y Coro Voces Graves. Una vez finalizados los oficios religiosos sonó el tradicional himno a la Festa.