El carácter festero de Moros y Cristianos ya ha entrado de lleno y por la puerta grande en Crevillent. Por primer año, la embajada al Ra'is ha estado acompañada del sello de internacionalidad como Fiesta de Interés Turístico, una distinción que se notó en el ambiente a través de una puesta en escena más mimada, y aunque menos sangrienta sí que tuvo efectos de luz y fuego que simbolizaron mejor la cruenta batalla que como particularidad local, no termina con vencedores ni vencidos sino con diálogo y concordia.

Después de una numerosa Entrada Infantil, que pronosticó que el relevo en la fiesta está asegurado, llegó el turno para el que históricamente ha sido el acto que arranca la trilogía festera. La embajada al Ra'is despuntó por unas buenas interpretaciones del texto de Salvador Domenech de 1976, que toma recursos documentales de siete siglos atrás de los escritos de Jaime I El Conquistador. Ayer, sobre las improvisadas tablas de la Plaza de la Iglesia de Belén, a pesar de los ensayos durante días, Juan Manuel Figueira se estrenó como narrador al principio de la historia, que cuenta cómo el castillo moro fue asediado por el bando cristiano para raptar al Ra'is, cargo paralelo a un alcalde en la época.

El motivo del secuestro parte de la negativa del embajador moro, en la piel de José Manuel Alfonso, de cambiar las condiciones del tratado que se firmó entre ambos bandos en 1265 para asegurar la convivencia. El embajador cristiano, encarnado por Antonio Ferrández, llegó desde Castilla para pedir audiencia en nombre de Alfonso X pero no consiguió los planes de la corona castellana y fruto del desacuerdo las escuadras cristianas invadieron el entorno del castillo, punto donde la tensión fue subiendo por momentos gracias a más de 500 figurantes, la mayoría miembros de las doce comparsas, entre ellos ambas capitanías, como también especialistas de lucha del grupo Baluarte que representaron las cruzadas.

Los dos bandos se pusieron en pie de guerra y las flechas cortaban el aire, entremezcladas con fuego mientras en el castillo se libraba la escaramuza entre el embajador cristiano y los guardianes del Ra'is, entre los que estaba el embajador moro, que no pudo hacer nada por salvaguardar al Ra'is, que tras la batalla en la fortificación fue raptado, concluyendo la jornada por la noche con la declaración de guerra entre Moros y Cristianos.

Por tradición, esta embajada se interpreta en castellano, mientras que la del lunes al Rey Jaime I será en valenciano y representará cómo el Embajador Moro negocia la libertad del Ra'is de Crevillent a cambio del vasallaje de las huestes moras al rey de Aragón.