«Si ponen religión islámica en el colegio de mi hijo, que la pongan en todos los centros por igual». Así de contundente se muestra la madre de un alumno del colegio público Miguel Hernández de Crevillent, que al igual que varios colectivos de padres y madres no están de acuerdo con esta asignatura en unos centros concretos y reclaman a las administraciones que regulen una recolocación de la población migrante de manera equitativa en todos los colegios para lograr una mayor integración.

La realidad es que cuatro de los ocho colegios del municipio reúnen a prácticamente todos los migrantes del Norte de África, que supone un 7% de la población total. Los índices cambian con el tiempo y dependen de varios factores, como la zona de influencia asignada o la vinculación que los progenitores tengan con la escuela por los lazos familiares. El «Miguel Hernández» es uno de los tres colegios del municipio que más población magrebí concentra y que está en el punto de mira de la Conselleria de Vicent Marzà para incorporar la asignatura de Religión Islámica, ya que el 40% de los estudiantes profesan esta confesión religiosa. Esta tendencia va en aumento ya que la mayoría del alumnado de infantil de nueva matriculación es musulmán.

Desde la dirección del centro explican que este año tienen 10 vacantes en infantil a pesar de haber sido históricamente uno de los más solicitados, y consideran que las matrículas estarían más equilibradas si los usuarios eligieran el colegio más cerca de casa. Algunos progenitores eligen otros centros aunque estén más alejados a causa del estigma social. Se está produciendo una tendencia de aumento de alumnado marroquí que vive en este área de influencia, pero no necesariamente en el colegio más próximo a la vivienda, porque muchos llegan en autobús porque van a aquél donde tienen conocidos u otros hijos matriculados. En este caso último, la Conselleria barema con 15 puntos, el máximo, esa afiliación familiar para dar plaza. En el colegio Mestra Pilar Ruiz, en Ronda Sur, también se eleva al 40% el alumnado magrebí en los niveles de Infantil.

Aicha tiene 17 años, es marroquí y estudió en el CAES Párroco Francisco Mas de Crevillent, un colegio de acción educativa singular que suele ser preferente por colectivos vulnerables con bajos recursos y donde es más probable que se implante la Religión Islámica. La joven cuenta que de niña sus padres la matricularon por la cercanía del centro a la vivienda y que había cierta conflictividad en el aula en aquel entonces, pero con el tiempo se ha ido revirtiendo por programas innovadores que han reducido los problemas entre el alumnado.

En el colegio, el 86% de las plazas están cubiertas y un 77% de los estudiantes son de origen magrebí. El centro resulta atractivo porque cuenta con incentivos como materiales y comedor gratuito o programas de ayuda familiar para paliar las barreras idiomáticas que siguen existiendo entre padres y profesores. Desde la oficina de atención a las personas migradas (Pangea) señalan que la población extranjera más atendida es la marroquí, porque «hay nacimientos continuos y los progenitores tienen un índice educativo bajo con bastante analfabetismo de origen», señala la técnico Ana Belén Pajares.

El norte, más deprimido

En el caso del Mas Magro, este centro también está al norte y es de los que menos nivel de matriculación tienen, sólo un 74%. Cerca del 45% son marroquís y un 30% del alumnado es de etnia gitana.

Desde la Jefatura de Estudios descartan que haya conflictividad en el aula por cuestiones de religión o de procedencia y, aunque las instalaciones y la metodología son buenas, es de los colegios menos solicitados, porque está estigmatizado socialmente por parte de la población, no tiene comedor y se ubica en la zona más alta del municipio donde hay poca habitabilidad, sobre todo de jóvenes. Grupos de la oposición como Compromís señalan que el modelo de distrito único que imperaba antes favoreció una concentración de etnias en los colegios del norte y llevan años proponiendo que se renueve el entramado urbano al norte porque hay zonas sin asfaltar o sin alcantarillado.

La realidad es bien distinta en otros como el «Primo de Rivera», en el centro, donde sólo han quedado tres plazas por cubrir en Infantil y tienen aulas de Primaria saturadas que sobrepasan las ratios, donde sólo un 10% de los alumnos es de origen magrebí. Un porcentaje que baja al 2% en el Francisco Candela, en la zona nueva cerca de El Pinar, donde tienen el mismo problema de ratios.