La ilusión de todo un año se vio reflejada anoche en un desfile lleno de colorido para acabar con las celebraciones de los Moros y Cristianos de Santa Pola antes de que los actos se centren en la liturgia a la patrona, la Mare de Déu de Loreto. Más de 1.000 festeros despidieron la trilogía recreada por las tropas de la Media Luna y la Cruz con una de las entradas de bandos más especiales que recuerdan sus vecinos. El Palmeral fue el punto de partida de un recorrido de más de tres horas, que marcado por la música y el sabor de varias culturas enriqueció las calles céntricas de la villa marinera por momentos.

El desfile dejó atrás el fuerte estruendo de los cañonazos de la víspera anterior con la reconquista del castillo, como también los parlamentos del bando moro en el asalto. Así las cosas, los protagonistas fueron las siete comparsas, que marcharon con sus mejores galas en una comitiva formada por cinco boatos, unas 60 filàs, doce escuadras, ocho carrozas y una veintena de bandas de música.

El recorrido arrancó a manos del bando cristiano a través de la Comparsa Astures, guiados de la bandera de la agrupación, el boato del ballet del alcoyano Rafa Felipe, y la carroza en la que José Francisco Pardines y María del Carmen Marcos hicieron su entrada como capitán y capitana, respectivamente, y Manuel Pardines como capitán infantil. Además, esta comparsa invitó a varias escuadras de festeros de municipios vecinos como Crevillent y Elche para celebrar el décimo aniversario de la agrupación.

Siguiéndoles fueron los Templarios con una exhibición de garra y poder que cautivó a los asistentes con la presencia del capitán y abanderada. Para cerrar el bando cristiano, los Almogàvers y Piratas fueron también aplaudidos con sus vistosas vestimentas, con cañón incluido.

El bando moro abrió paso encabezado por la comparsa Llaganyosos, que a través de las bailarinas boato Bashiras de Santa Pola encandilaron a los visitantes con una explosión de color junto a las Grans Llaganyoses y los cargos infantiles que saludaban desde las carrozas, al igual que la comparsa Bereberes con el Gran y pequeñoTariq acompañados de la Favorita y Jazmina, que evocaron la tradición de sus tribus orientales. Los Beduinos pusieron el broche a la noche con una multitud de festeros con espadas y túnicas del desierto.

Aunque la mayoría del desfile siguió el protocolo establecido, tuvieron que producirse dos pequeños parones, ya que por un lado una ambulancia tuvo que entrar en la calle Virgen para atender a un hombre del público,que al parecer sufrió un vaído. Por otro lado la carroza de los Beduinos y las filàs de los sultanes salieron en otro orden distinto porque uno de los cargos infantiles se desmayó por un golpe de calor, y aunque a los minutos el joven estaba más repuesto, la organización estimó conveniente que no siguiera el desfile para recuperarse.