Con la segunda quincena de agosto al hombro, Santa Pola es un ir y venir de turistas que se meten de lleno en las playas y que después aprovechan para tomarse un refrigerio en los restaurantes y, sobre todo, en los chiringuitos de la costa. Sin embargo, este verano ha sido singular y el retraso de los procedimientos administrativos, alegaciones a los pliegos, recursos contra las licitaciones y algunas renuncias han provocado que del lote de nueve chiringuitos que estaban previstos para el litoral, tan solo hayan abierto progresivamente la persiana cinco de ellos desde mediados de julio, más aparte el que se ubica en la Plaza de Castilla, junto al abandonado Peña Grande, que siguió otro procedimiento.

Por un lado, la formalización del contrato del quiosco previsto para la Playa de Varadero sigue paralizado hasta que no se resuelva un recurso elevado al Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, que interpusieron hace más de un mes los segundos licitadores. Desde la Concejalía de Contratación cuentan que uno de los motivos de las alegaciones tiene que ver con la solvencia de la empresa propuesta para adjudicar, además de la experiencia en el sector que se pedía en los pliegos y que tenía que ser de doce meses trabajados en los últimos cinco años. Los recurrentes pedían que se revisase la situación porque uno de los socios supuestamente no cumple con ese periodo mínimo. Sin embargo, desde el Ayuntamiento entienden que al ser una Unión Temporal de Empresas la que se llevó la mejor oferta, sí que se alcanzaría ese periodo de un año porque se suma la experiencia de los tres socios que conforman la sociedad. Aun así, serán los juzgados los que decidan si el Consistorio ha seguido bien el proceso o no.

En Tamarit, finalmente, ningún empresario terminó apostando por este chiringuito y quedó desierta la licitación, mientras que la Playa dels Gossets se queda también por el momento sin este servicio, que se adjudicó ya entrado el verano, aunque el empresario asegura que aún no ha firmado el contrato, lo que podría retrasar la apertura a la próxima temporada para aprovechar mejor los meses en funcionamiento. El quiosco del Bancal de l'Arena también se queda fuera del verano porque sigue abierta la investigación de los terrenos sobre los que se asentaba. Para septiembre, por otra parte, está previsto que se instale el chiringuito en la Cala III de la Avenida Santiago Bernabéu, que por lo pronto podrá estar en activo hasta el 30 de noviembre y Semana Santa, como marcan los pliegos, al igual que el Cala I en esta misma avenida.

Poco espacio

Los usuarios agradecen tener un chiringuito cerca de la playa, aunque resaltan que el espacio dedicado a las terrazas es insuficiente, con 70 metros cuadrados en la mayoría y una media de diez mesas, «y parecemos latas en sardina cuando está lleno», señala una visitante. Algunos concesionarios añaden, además, que el módulo con cocina es pequeño (20 metros) con prácticamente nula capacidad para almacenar productos, y sólo cuentan con una ventana para atender al cliente, que lastra en parte el servicio. Sobre la falta de amenización musical, los clientes la echan en falta cuando comparan con otros municipios, y ciertos empresarios creen que es un incentivo que para muchos puede ser determinante a la hora de consumir.