El estudio que el Instituto de ecología Litoral está realizando en las playas de Santa Pola y El Campello sobre qué supone mantener las algas sin retirar (denominadas arribazones) durante los meses de invierno, ya tiene sus primeros resultados. Y, como se esperaban, estos confirman el beneficio que supone para la costa al minimizar los efectos de la erosión. El análisis se realizó entre enero de 2017 y febrero de este año en las playas de Levante y de Varadero. En la primera de ellas el resultado confirma un «comportamiento estable, aunque con reducción de anchura en su extremo oriental, junto al espigón». Mientras que en la segunda de ellas se ha constatado que «se reduce su anchura a lo largo del año; no obstante, los valores negativos han disminuido gracias al buen comportamiento observado durante los últimos meses».

El Ayuntamiento explica que «el mantenimiento de los arribazones durante la temporada baja ha favorecido la protección de las playas. Se estima que, en caso contrario, se hubiera producido una mayor pérdida de sedimentos. La retirada de arribazones únicamente durante la temporada alta, los aportes de arena y las operaciones de limpieza parece no tener efectos contraproducentes en la dinámica de las playas».

El proyecto continúa adelante y está previsto que se facilite a los responsables municipales herramientas de gestión para que las playas y calas «puedan adaptarse de la mejor manera posible al fenómeno de la regresión».