Los felices años de la construcción antes de la crisis tardarán en repetirse, pero Santa Pola vuelve a coger carrerilla para levantar pisos y urbanizaciones, a pesar de que el suelo cada vez es más limitado. Este 2018 el Ayuntamiento ha otorgado 21 licencias de obras en todo el municipio para levantar 302 viviendas, lo que supone un 43% más que hace cinco años, en 2013, cuando se anotaron tan sólo nueve permisos, según datos del área de Urbanismo. Si se comparan las cifras entre el pasado año y este, el aumento de las licencias es del 23%, lo que remarca un avance continuado, aunque un volumen ínfimo si se ponen sobre la mesa las 140 licencias que llegaron a otorgarse en 2004.

Actualmente se están ejecutando en la villa marinera dos bloques de viviendas en Gran Playa y también está iniciada la primera y segunda fase de ocho urbanizaciones repartidas entre la Avenida Santiago Bernabéu (2), Santa Pola del Este (1) y la Ronda Norte (1), mientras que cuatro de ellas están en Gran Alacant y empezaron a tomar forma a partir de finales de 2017. En el entorno de la Avenida de Noruega de este núcleo de población hay dos urbanizaciones sin finalizar desde 2011 con pisos en altura y viviendas unifamiliares tipo dúplex y villas de lujo, de las que quedan entre 10 y 15 por construir y que van sobre demanda.

En Gran Alacant, el interés de nuevas promotoras está despierto porque han estudiado que otros enclaves turísticos como Orihuela Costa están al límite de explotación y este barrio santapolero está a la cabeza junto a otros municipios como Benidorm a nivel de revalorización de la vivienda y subidas de precios, que este último ejercicio ha estado entre un 6 y un 8%. En la Avenida del Mediterráneo comenzó a levantarse en diciembre la primera fase de un complejo, un bloque de 14 viviendas tipo dúplex que costarán alrededor de 230.000 euros, por las que ya se han interesado exclusivamente familias extranjeras de países del Norte, belgas y noruegos. Unas calles más abajo la grúa vuelve a ser la protagonista del paisaje. Otra urbanización de tres bloques de viviendas con gimnasio y jacuzzis está en marcha y ya se han vendido la práctica totalidad de las 62 casas proyectadas, que se entregarán a los propietarios, el 95% extranjeros, a partir de noviembre, y si la demanda crece ejecutarán otra urbanización similar en la parcela contigua.

El avance urbanístico en el núcleo de Santa Pola es más lento. En el interior y la costa se están derribando viviendas antiguas para construir nuevos bloques, mientras que una de las pocas zonas de expansión seria la Ronda Norte donde quedan parcelas vacías y el 90% de los compradores suelen ser vecinos de Santa Pola o de localidades próximas. En el entorno de la calle Lérida los promotores siguen a la espera de vender el último estocaje de ocho viviendas de la promoción de 2005 que quedó paralizada con la crisis económica.

Quedan por ejecutar diez chalés y otros diez adosados, además de dos bloques de 45 viviendas, que no se sabe cuándo verán la luz porque de entrada hay que concienciar al cliente de que «el coste de la vivienda no es a precio de banco y luego para construir trabajamos con préstamo, que son bajos y mínimo hacen falta 3 millones de euros para levantar un bloque de pisos», señala Merche Bello, jefa de ventas de Marblas.

Indican que en Santa Pola se tardan de media unos ocho meses para obtener los permisos de edidificación y que el coste para contratar a las constructoras se ha disparado, porque hay pocos empleados y escasa maquinaria, desmantelada con la crisis del ladrillo. Desde la Concejalía de Urbanismo apuntan, además, la necesidad de revisar con la Conselleria si se desclasifica una parte del plan general porque no se han programado nuevos sectores ya que tienen informes ambientales en contra por afectación de monte publico.