Cumplido un año desde que el Ayuntamiento de Santa Pola cortara al tráfico algunas calles céntricas y cambiara el sentido de otros viales, los comerciantes del entorno siguen lamentando estas actuaciones que el ejecutivo local insiste en llamar preparatorias para la peatonalización del centro, aunque el corte al tráfico rodado es permanente durante todo el año. El malestar ha llegado hasta el punto de que la asociación de comerciantes piensa volver a manifestarse el próximo 20 de julio por la villa marinera como ya han hecho en tres ocasiones por este motivo. Han presentado el permiso en la Subdelegación de Gobierno esta semana, alegando que a pesar de que el Síndic de Greuges les dio la razón e instó al Ayuntamiento a tomar en cuenta las peticiones de los comerciantes, «han seguido actuando igual», reza el comunicado del colectivo.

Desde la asociación insisten que con estas medidas se desvia el tráfico hacia Santa Pola del Este por la Ronda Norte, donde hay grandes superficies con facilidad de aparcamiento, lo que supone, insisten, que los potenciales clientes desisten en acudir al centro por el corte de calles y la limitación de zonas para estacionar. En este sentido se ha beneficiado el parking del Castillo, que en el último invierno ha anotado un 40% más de ocupación y esperan una rotación de 500 coches diarios en julio.

Aún así, los comerciantes sostienen que en 2016 empezaron a repuntar las ventas después de la crisis y que en el último año, sin embargo, experimentan entre un 8 y un 30% de pérdidas, que asocian al plan del gobierno local, que ha motivado que varios negocios tradicionales hayan cerrado en zonas como la calle Elche, apuntan.

Por otro lado, la presencia policial se ha intensificado en el entorno de la Glorieta y calles afectadas, con una media de cinco policías en tres turnos diarios.

Los vecinos ya están más acostumbrados a la señalética del suelo y las calles restringidas, pero hay muchos conductores que se equivocan y se meten en dirección prohibida, teniendo en cuenta que no están actualizados los nuevos sentidos en los mapas ni sistemas de GPS, una circunstancia que ha provocado que aumenten las multas, que tienen importe de 80 euros que se reduce a la mitad si la ingresan en los primeros quince días.«No lo hacen para prevenir accidentes, es puro afán recaudatorio», señalaba un turista recién multado.

Los residentes, además, están a la espera que se active el sistema de videovigilancia que anunció el Ayuntamiento para registrar las matrículas de los vecinos, en lugar de disponer de tarjetas.

Así las cosas, los puntos de vista que se muestran en la calle son variados. Hay algunos negocios que se ven favorecidos por el corte de calles como ciertos bares, que ahora pueden sacar la terraza y los camareros no corren peligro de ser atropellados. «Para aquellos que tenemos niños también es una seguridad añadida», insistía una vecina que pasea con su hija de nueve años. Sin embargo, la mayoría inciden en que el corte de calles ha frenado la afluencia en el entorno de la Plaza de la Glorieta, junto al Castillo Fortaleza.

Remarcan que este planteamiento municipal se podría ceñir únicamente al fin de semana o que al menos, de no ser así, que se dinamizara culturalmente la zona, «porque al final el centro sólo lo recorremos los propios vecinos, los turistas no llegan porque no hay nada que ver, ni gente tocando instrumentos o actuando como pasa en otras ciudades europeas», señala una residente que critica el retraso del arreglo en La Glorieta junto al Castillo, sin la vegetación ni la distribución de asientos de antaño. Esta situación cambiará pronto, ya que el Ayuntamiento ha recibido esta semana el suministro de bancos portátiles y maceteros que se instalarán próximamente junto al castillo, aunque el sombraje no se sabe cuando llegará.