Juan Antonio no sabe a donde lo llevan, tiene incertidumbre. Solo tiene claro que vuelve, al menos por unos instantes, al contacto con la sociedad y a sentir la brisa marinera, «cometí un error, pero merezco una segunda oportunidad», revela. Como Juan Antonio, un grupo de diez personas internas en el centro Penitenciario de Murcia I han visitado Santa Pola estos días en el marco de un programa de salidas terapéuticas de reinserción dedicado a personas privadas de libertad en la última fase.

Desde hace cuatro años, la Peña Barcelonista de Santa Pola, dirigida por Francisco Baile, colabora con esta iniciativa en la que los usuarios disponen de unas horas para conocer la cultura de algunos rincones próximos. Esta vez fue Tabarca el enclave escogido. El grupo estaba formado por los diez internos, cuatro funcionarios del centro penitenciario y miembros de la ONG «Psicólogos por el cambio», que se colocaron la gorra desde los catamaranes de visión submarina y pusieron rumbo a los 1,8 kilómetros de isla. Conocieron la historia del lugar y se pegaron un buen baño en la playa, después de mucho tiempo sin experimentar esa sensación. Finalizaron la jornada con un almuerzo en la isla ofrecido por uno de los establecimientos y una comida en el restaurante del empresario Francisco Baile, colaborador, hasta que por la tarde ingresaron de nuevo en sus módulos.

El programa se desarrolla desde hace 25 años y para elegir a los candidatos el órgano colegiado de la Junta de Tratamiento analiza cada caso con baremos como la gravedad de los delitos, hasta que cuentan con la evaluación positiva del tribunal. Los presidiarios tienen próxima la excarcelación, están en segundo grado de tratamiento con más de la cuarta parte de la condena cumplida, y la mayoría están recluidos por delitos relacionados con el tráfico y posesión de estupefacientes. «Trabajamos dentro y fuera de la institución penitenciaria, el objetivo es la reinserción con resultados siempre positivos», señala Juan Carrión, coordinador del departamento de Trabajo Social del centro. Con el programa se busca, además, desmitificar el mundo de la prisión, que sea un lugar «sin protagonistas ni antagonistas» en el que se aplica la resocialización, «cometieron su fallo o delito pero hay que tratar que la persona a la que se priva de libertad mantenga la dignidad como ser humano», señala Antonio Jávega, jefe de Servicios Penitenciarios, que está en continuo contacto con los internos.

Charlas en institutos

La Peña Barcelonista de Santa Pola avanza que próximamente se adherirán a un programa de prevención en algunos centros educativos de la villa marinera, en el que los reclusos explicarán en primera persona a los adolescentes las consecuencias de las drogas a través de obras de teatro y baile que representan, de manera pedagógica, la esperanza de salir de ese mundo.