En el último minuto. Vecinos y usuarios de las playas de Santa Pola lamenta que hayan tenido que esperar hasta el tiempo de descuento para que los arenales de la villa marinera presentaran un aspecto correcto, acondicionados y limpios. Los santapoleros han aguardado a la llegada de la temporada alta para poder disfrutar de sus playas en condiciones óptimas, algo que ha provocado cierto malestar entre aquellos que, con la llegada de la Semana Santa, comienzan a convertirse en asiduos de la zona de costa.

Ayer mismo dio comienzo el servicio de socorrismo diario, que este verano estará formado por un equipo de Cruz Roja con más de sesenta integrantes. Los vigilantes del litoral no tuvieron mucho trabajo a primera hora de la mañana, con la lluvia caída, pero la mejora del tiempo sí que hizo que, sobre el mediodía, más usuarios se acercaran a las playas y calas de Santa Pola. Entre ellos, una de las sensaciones más extendidas, era la de que, hasta hace poco más de una semana, no podían disfrutar de la arena y el mar en su plenitud«Ahora las playas están más limpias, pero no hace mucho que se acumulaban en ellas las algas y la suciedad», lamentaba el jubilado gallego José Varela.

Más allá del temor que aún existe hacia las picaduras de las medusas que durante el último mes han tenido en jaque a la provincia, una de las grandes reclamaciones que hacen tanto santapoleros como visitantes es la de que, a pocos días de alcanzar el ecuador de junio, todavía no se haya puesto en marcha el servicio de hamacas y sombrillas, una cuestión que muchos usuarios vienen reclamando desde hace un par de meses. De momento les toca cargar desde sus casas con el equipamiento de playa para hacer frente al sol.

Otra de las cuestiones que irrita a vecinos y turistas es que, a estas alturas del año, los chiringuitos permanezcan cerrados a cal y canto. Mientras el calor va apretando cada vez más, la opción de tomar un refresco o una cerveza en primera línea de playa todavía no es posible. Que los quioscos se mantengan con la persiana bajada por culpa de los problemas en las concesiones desluce la actividad en los paseos marítimos de Santa Pola, hasta quedar desangelados, una situación que se acentúa en la zona este de la villa.

Sobre las cuestiones positivas de las playas, cabe destacar que la temporada alta llega sin que haya que lamentar escasez de arena en las calas, algo que provocó una estampa inusual el pasado verano, en el que las rocas tuvieron un papel predominante en el paisaje por la culpa de esta falta de arena. Los temporales de 2017 deterioraron mucho el litoral, algo que este año se ha combatido con mayor eficacia, aunque los vecinos hayan tenido que esperar hasta el último momento.

Entre aspectos mejores y peores, ayer echó a andar el servicio de socorrismo diario que se encargará de velar por la seguridad en el mar y de ofrecer otros servicios, como los de baño asistido o de atención a las personas con discapacidad, al que se destinarán ocho monitores de Cruz Roja a lo largo de los próximos meses de julio y agosto.

La distribución de los operarios de salvamento en los distintos puntos de Santa Pola es la siguiente: Calas de Santa Pola este (tres socorristas), Varadero (tres socorristas), Calas de Santiago Bernabéu (tres socorristas), playa de Levante (tres socorristas, un enfermero y un patrón), Gran Playa (cuatro socorristas, un enfermero y un patrón), Playa Lisa (tres socorristas) y playa del Tamarit (tres socorristas). Al margen del capital humano, las unidades de salvamento están equipadas con vehículos de intervención rápida y una decena de desfibriladores.