Con el verano a la vuelta de la esquina, los santapoleros se cuestionan qué va a pasar con las zonas de aparcamiento en la villa marinera. A la pregunta de si habrá o no zona azul en temporada estival, todo parece indicar que finalmente la cuestión tendrá que aplazarse al otoño, aunque los trámites están en marcha para implantar el servicio en acabar el verano.

Desde el Ayuntamiento de Santa Pola señalan que la Universidad de Alicante (UA) ha finalizado la redacción de un estudio que se le encargó para analizar cómo podría implementarse el Servicio de Ordenación y Regulación de aparcamientos en la vía pública (ORA), que, en principio, afectaría al entorno del mercado de abastos y la primera línea del litoral. Según este documento, en la zona centro se implantaría un servicio anual y las arterias susceptibles para este fin serían la calle Elche, San Antonio, Santo Tomás y Santa Isabel, aunque el plan todavía tiene que exponerse en las próximas semanas a la ciudadanía y los colectivos ante posibles modificaciones, y antes de que salga a licitación para dar con la empresa que desarrolle el servicio, un proceso que se ha retrasado porque los pliegos técnicos y administrativos se tenían que poner al día por la nueva Ley de Contratos del Sector Público.

El estudio concluye que el 80% de los coches aparcados en este núcleo llegan a pasar en algunos casos cerca de una semana estacionados en el mismo lugar, una situación que lastra las posibilidades de encontrar aparcamiento en el municipio y que supone «un problema a gritos», denuncian los visitantes. Los comerciantes del mercado de abastos sostienen que esta medida les beneficiaría, porque se atraería a nuevos públicos, «como gente joven que trabaja y no puede dar muchos rodeos con el coche, porque si no terminan en las grandes superficies», señala Pedro Miralles, presidente del colectivo de comerciantes del mercado, que anuncia que quieren impulsar por las mañanas nuevas actividades como talleres y charlas de asociaciones para combinar con la venta tradicional de productos de alimentación.

En el litoral, la ORA se implantaría sólo en temporada alta, de junio a octubre aproximadamente, y alcanzaría parte de la avenida de Jesús Astondoa; González Vicén, a la altura del antiguo kiosko Peña Grande, y se extendería por Santiago Bernabéu y Vicente Blasco Ibáñez, junto a Playa Lisa. Según la alcaldesa, Yolanda Seva, el trabajo de campo de la UA «tiene que ajustarse a la realidad y se pueden ampliar o reducir calles», señala. En todo caso, en el entorno de Playa Lisa podrían reestructurarse los aparcamientos, como ocurrió hace unos meses en Santiago Bernabéu. Los carriles pasarían de dos a uno con estacionamiento en batería, en lugar de en línea, con algunas plazas de zona azul.

La opinión de los comerciantes es dispar. Hay quiénes consideran que es necesario que se potencie la movilidad de los vehículos para captar nuevos clientes. Otros creen que es un servicio innecesario porque ya hay alternativas como el parking del Castillo-Fortaleza, mientras que hay voces que valoran que «se beneficiaría a los de fuera para perjudicar a vecinos y trabajadores», según señala una empleada de un bar en la zona del litoral, que tiene dudas sobre si podrá seguir aparcando su vehículo en una zona cercana al trabajo sin tener que pagar. En este sentido, desde el Consistorio señalan que aquellos residentes de primera y segunda residencia tendrán reducciones de tarifas.