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María Teresa López: «Me apasiona la novela negra, pero en esta obra con el suspense hago un homenaje a Crevillent»

La escritora crevillentina presenta hoy (20 horas) su sexta novela en la Casa de Cultura José Candela Lledó

María Teresa López: «Me apasiona la novela negra, pero en esta obra con el suspense hago un homenaje a Crevillent»

Esta es su sexta novela y, por primera vez, se ha decidido a escribir íntegramente sobre Crevillent, su pueblo. ¿Por qué?

Esto es un homenaje a mis paisanos. Me pedía el cuerpo que lo hiciera. Estaba pendiente, en la sierra se me despertó algo y, al final, la idea me dominó.

Una idea que se asienta sobre una trama de crímenes por investigar y personajes que vienen y van...

El género de la novela negra me apasiona, pero el suspense no deja de ser sólo una excusa para hablar de mi pueblo. Los crímenes empiezan en la iglesia Nuestra Señora de Belén y se da pie a otros lugares conocidos en tramas paralelas, en las que hay personajes, algunos reconocibles, pero siempre enmascarados bajo un pseudónimo, porque no deja de ser ficción.

¿Qué guiños hace al municipio en esta aventura?

Hago referencia a los crevillentinos ausentes a través de la figura de un joven, descendiente de una familia de mecenas, de la que recibirá una herencia, en alusión a una familia que ha hecho mucho por el pueblo. También hay guiños a mi padre, a través de un grupo de jubilados que se reúnen en una cafetería frente a la plaza de la iglesia.

¿Y la política local se ve reflejada en esta obra?

El alcalde aparece, con nombre ficticio, porque está al tanto de la investigación, pero esta obra no tiene tintes políticos. Desde la Tertulia de El Cresol, siempre nos hemos mantenido al margen y nos limitamos a hacer cultura.

¿Ha utilizado la novela como una oportunidad para reivindicar derechos?

Quise realzar el valor de la mujer, de ahí que la agente de policía que lleva la investigación sea una figura femenina. También hay reflexiones a través de un misionero que ha estado en las guerras de África y contempla la miseria y el hambre en el mundo. A través de su boca hablo de la deuda que tenemos con el resto de la humanidad y a quién tendremos que dar cuentas.

¿Qué inspiración le trajo la sierra para dar forma al hilo argumental?

Hace cinco años empecé a subir con gente experimentada del Centre Excursionista, del Club de Montaña Acclivis y amigos míos. Aprendí muchos detalles y de aquellas conversaciones se crearon unos personajes en mi cabeza que me dominaron, algunos de los cuáles aparecerán en la próxima novela, con guiños a la Semana Santa y las fiestas de Moros y Cristianos.

En 1995 entra a formar parte de la Tertulia Artístico-Literaria El Cresol, ¿sigue vivo el espíritu?

Aquellas tertulias históricas en los cafés literarios a finales del siglo XIX que aglutinaban tanta sabiduría han menguado. Vamos en declive, porque cuando entré éramos unos 30 y ahora la mitad

¿Cómo conseguir un relevo literario y de debate?

Desde la revista Harmonía estoy buscando a gente joven que la revitalice y nos mande sus artículos, que tomen responsabilidades. Son épocas en la sociedad,el tema literario está en el margen y el tiempo se llena con otras actividades.

¿Las tertulias han sido un lugar exclusivo de hombres?

Cuando entré, era la primera mujer y todos me sacaban veinte años. Fueron curiosos los inicios, porque insistían en acompañarme a casa. Les aclaré que no había sexos, que no era una flor delicada, pero reconozco que he aprendido mucho y tengo que agradecer el apoyo de grandes empresarios locales que hicieron de mecenas para editar los libros.

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