Dinamizar desde el punto de vista económico y social el municipio en unos meses flojos para la hostelería después de la cuesta de enero. Ese es uno de los objetivos que intenta lograr el concurso Crevillent d'Tapas. Así, próximo lunes 12 de febrero arrancará la novena edición de esta cita gastronómica la que se suman 23 restaurantes, bares y cafeterías que ofrecerán dos tapas por comercio a 1,50 euros cada una.

Por el momento, se han editado 6.000 guías para el concurso, que podrán retirase en cualquiera de los establecimientos que participan y también en la Agencia de Desarrollo Local o la Casa Municipal de Cultura. Con esta guía los usuarios que decidan apostar por tomarse una de estas tapas en la veintena de locales tendrá de manera accesible un itinerario que marque el tipo de tapa y dónde encontrarla. Una vez consumida, podrá valorar del uno al diez cada apuesta.

Sin embargo, para esta edición se han aplicado algunos cambios. Por un lado, las votaciones de las mejores tapas recaerán únicamente sobre el público que participe y se prescindirá, por lo tanto, de la figura del jurado profesional que tenía por costumbre asistir al evento y valorar la calidad y estética de la tapa.

Según la Concejalía de Comercio, organizadora del evento, se ha tomado esta decisión conjuntamente con los establecimientos, que han votado por unanimidad que el peso del voto recaiga sobre el público.

Algunos hosteleros señalan que el sistema de votación que se empleaba estaba mal diseñado, porque el jurado no asistía a cada bar para hacer las degustaciones, sino que eran los propios hosteleros los que tenían que elaborar la tapa y llevarla a unas dependencias municipales desde donde el jurado las probaba. «Con esa dinámica, la tapa se deslucía, porque, dependiendo de la elaboración de cada plato, se podía perder la esencia en el camino» señala Miguel Pérez, propietario de El Rincón. Sin embargo, algunos hosteleros desconocen si el cambio será imparcial y justo, «porque si a un bar van 1.000 amigos que voten tu propuesta haciendo una patata hervida tienes más posibilidades de ganar que aquel que recibe menos gente y hace una mejor elaboración», apunta uno de ellos.

Por otro lado, para facilitar más participación del público en las votaciones, se ha reducido el número mínimo de establecimientos que tienen que sellar la guía, que en ediciones pasadas eran alrededor de quince y ahora se establece un mínimo de diez.

Los hosteleros consideran que es una buena alternativa para activar el municipio durante un mes y creen que es positivo que no se les ponga límite de horario para ofrecer tapa, aunque hay locales que prefieren no participar porque «ese servicio nos quita mucho tiempo y no cubrimos las necesidades de nuestra clientela fiel», apunta el propietario de un restaurante crevillentino. Sin embargo, en términos generales señalan que es un revulsivo. «Se ve más movimiento, sobre todo de vecinos y de clientes de Elche o de la Vega Baja, y han llegado a pasar más de 200 personas a diario», recuerda Jennifer Serna, de La Pequeña Taberna, establecimiento que ganó la edición anterior con «Pink Crujiente», una bola con patatas, pollo y membrillo crujiente con coco rallado.

Ahora habrá que esperar para conocer el ingenio que pondrán sobre la mesa este año los hosteleros durante este evento que arrancará en cinco días y que estará en activo hasta el próximo 18 de marzo.