El sector textil de las alfombras ha ocupado gran parte de la vida profesional de este crevillentino que nació en Albatera, aunque en un momento tranquilo de su vida tras la jubilación espera afrontar este cargo con responsabilidad por los buenos tiempos que atraviesa la fiesta patronal. Desde 2012, es vicepresidente de la comparsa Marroquíes y su empeño estos años se centra en mantener viva la tradición sin dejar de lado la innovación.

¿Cómo se ha tomado usted tener que hacer de Jaume el Conquistador después de treinta años defendiendo el bando moro?

Es curioso y no sabemos por qué la junta directiva lo ha elegido así, pero el cargo da igual, lo importante es que vamos a representar esos papeles durante las dos embajadas y es una gran responsabilidad, y más este año después de la declaración internacional.

¿Viene de familia el arraigo festero?

No tenía ninguna vocación y me apunté a la asociación casi por obligación de tanto que insistieron mis amigos. Creo que es así como uno muchas veces se vincula, yendo donde están las amistades o porque los hijos influyen porque sus amigos van a una comparsa. El día que nació mi hijo, en 1981, fuimos de cabeza a inscribirnos, y reconozco que al principio le tenía un miedo terrible a los trabucazos, pero ahora me paro a pensar y no podría desengancharme de esta gran familia.

En su caso, ¿qué cree que le falta a la fiesta para que brille aún más?

Aunque tenemos apoyo se ponen muchas trabas administrativas, por ejemplo, desde las cábilas para poder acondicionarlas a la hora de preparar los encuentros de festeros, siguen habiendo muchas limitaciones de horarios y con el tema del ruido siempre hay vecinos que se quejan en estos días señalados.

¿Hay relevo generacional en las comparsas?

La tradición se ha gestado y en las cábilas nos estamos quedando sin espacio, pero tengo la sensación de que los jóvenes son una parte relevante, aunque les cuesta implicarse e ir más allá del aspecto lúdico. Es necesario que a la larga se cambie esa percepción para que baje la edad media de las directivas, es hora de que ellos cojan también las riendas, que no se lo pongamos todo en bandeja y los veteranos disfrutemos la fiesta sin tantas preocupaciones.

Durante los meses de enero y febrero la Consellería de Educación a través del CEFIRE ha organizado cursos para difundir los valores culturales de la tradición, ¿es este un paso adelante?

Todo lo que sea difundir costumbres es positivo para la fiesta y el municipio, y debe haber un compromiso por mantener el rigor histórico como hacen desde la escuela de la festa, fomentando los valores culturales en los colegios de una manera sencilla, digamos que esos niños van a coger más conciencia que los jóvenes que entraron sin esa formación que hoy se les brinda.