Santa Pola se instala en la temporada baja, las sombrillas de playa están guardadas y el invierno acecha. Se cumplen ya cuatro meses desde que el Ayuntamiento puso en marcha el plan de humanización, que tuvo como resultado, en la primera fase, que se alterara el sentido de varias calles Ahora que la afluencia ha bajado después del verano, los comerciantes del entorno de la Glorieta y el Castillo respiran un ambiente incierto sobre el futuro de la zona.

Antonio Aznar, propietario del bar El Pedal en la calle Almirante Antequera, redujo a la mitad los beneficios en la época estival. Considera que la peatonalización de la vía ha sido el detonante del cierre definitivo de su negocio, hace un mes. «En invierno nos veían, aparcaban en la puerta y entraban. Ahora pasan de largo y se toman la copa donde les ponen facilidades». En el último mes, otros tres comercios en las proximidades han echado la persiana, y desde la asociación de comerciantes comparan la situación con una flor a la que se le caen los pétalos. «Pedimos que la arteria se abra al tráfico hasta las seis de la tarde para dar visibilidad a la zona y que se adecúe el entorno con aparcamientos», afirmó la representante de los comerciantes, Pepa Garri. La calle Almirante Antequera está limitada al tráfico rodado durante todo el día y sólo pueden acceder los servicios de emergencias o los de carga y descarga hasta la una del mediodía. Desde la Concejalía de Comercio apuntan que 2018 será el año de los cambios sustanciales y confían en que antes del verano habrá más plazas de aparcamiento y sombraje en la plaza del Castillo. «Lo importante viene en la segunda fase, que es dinamizar las zonas peatonales impulsando actividades como talleres o conciertos» indica Samuel Ortiz, edil del área.

Las posturas de los comerciantes siguen siendo diversas. Una parte, como Joaquín Sempere, achacan el cierre de negocios a esta medida, ya que «se está desviando el tráfico hacia la ronda norte donde hay grandes superficies comerciales». También hay quien opina que la zona se ha descongestionado y «quien quiere comprar en el centro, sigue haciéndolo». Otros, sin embargo, lo aprueban con matices. «La humanización por fases me parece perfecta, pero cerrar las calles, limitarlas al tráfico y decirle a las personas que vengan a vernos, no tiene sentido, en la plaza no tenemos el acueducto de Segovia precisamente para visitar», señala Juan Díaz, otro comerciante de Almirante Antequera.