«Mi pueblo, donde por vez primera yo vi la luz del día, mi pueblo, donde amigos de mi vida siempre abrazan y saludan. Mi pueblo, con el paso de los años y por muy lejos que estés, siempre viene a la memoria que ya llegará la hora de que yo te vuelva a ver». Antonio Espinosa, el maestro de maestros de la villa marinera, entonó y llevó la batuta hasta sus últimos días de ésta y otras tantas piezas que calaron en su tierra, hasta que el pasado jueves falleció a la edad de 79 años.

Una vida plena dedicada a la música como director, compositor y arreglista. El 7 de septiembre de 1975 sería clave en su trayectoria. La Coral Levantina de Santa Pola debutó por primera vez en el Castillo con la serenata a la Patrona, la Virgen de Loreto, compuesta por el maestro. Un acto que siguió al primer concierto y que estuvo marcado por las emociones del arranque. Antonio Espinosa fundó esta entidad después de reunir a pequeños diamantes en bruto que lo han acompañado desde entonces. Maria Palomares, con diecisiete años fue una de las primeras componentes en unirse. «Antonio representa toda la cultura de Santa Pola, era polifacético, irrepetible. Tan creativo que hasta le puso letra al pasodoble Churumbelería, que en la vida la ha tenido», señala Palomares.

Mariano Manzanaro, siendo un niño, trabajaba en el hotel de la familia Espinosa, y recuerda que se ponía en el corral a cantar por si el maestro lo fichaba. Y así fue. «Desde el 71 estuvo buscando buenas voces para formar la Coral. Era muy exigente, y sobre todo arreglista. Lo curioso es que levantó culturalmente al pueblo porque de cuatro solfeos que hubieran, prácticamente la totalidad de los componentes que pasamos por sus manos no sabíamos absolutamente nada de música», destaca Manzanaro, su amigo.

La ambición musical del director dirigió la Coral Levantina por una gira ininterrumpida por toda España a unos niveles, dicen, muy altos, hasta el punto de incluir la antología a la zarzuela en el repertorio, interpretar Carmina Burana, el Réquiem de Mozart o la base del musical My Fair Lady. Además, la Coral compartió escenario con el tenor Pedro Lavirgen y el barítono Pedro Terol.

El inconmensurable bagaje musical de Antonio Espinosa viene marcado por su historia. De adolescente pasó de tocar en la orquesta local «Los Hotman» a la madrileña «Joe Lozan». Con 24 años, los hermanos Espinosa y los Campos recorrieron Oriente Medio con la banda «Los Seis de España», en una gira que lo nutrió de ideas para aterrizar de nuevo en su tierra natal y fundar la Coral o impulsar junto a sus hermanos y Manuel Marhuenda la Unión Musical en 1978. Dirigió a la Coral Villa de la tercera edad en Santa Pola, instruyó a cientos de niños en el coro infantil y hasta días antes de fallecer tocó la trompeta en la banda Mare de Déu de Loreto.

Desde la Coral dicen, están tristes porque aseveran que el maestro era insustituible, aunque por el momento será su hermano Pepe, con 91 años, quien dirigirá el próximo 10 de diciembre el motete y la plegaria a la Mare de Déu, para cumplir así con la última voluntad del músico.

El alma máter de la batuta en pueblo de pescadores se ha ido, pero queda su legado: generaciones enteras de músicos a los que enseñó y que seguirán su estela por muchos años más.