El bando cristiano ha vuelto a hacer lucir la bandera de la cruz, tras vencer ayer en su segundo asalto a las huestes moras en una lucha encarnizada por el poder en el Castillo-Fortaleza.

Más de un millar de festeros participaron en esta nueva toma de la fortaleza en la segunda jornada de las celebraciones de Moros y Cristianos. los momentos más guerreros se sucedieron en la jornada de ayer, que volvió a llenar de olor a pólvora el entorno de la Glorieta y que también pasó por una lucha cuerpo a cuerpo, con luchadores con espadas que defendieron con uñas y dientes sus posiciones entre los dos bandos combatientes. El aumento del boato y de las luchas entusiasmó a los asistentes al acto.

En la jornada de ayer, el bando cristiano, que fue aplacado por las huestes de la media luna y apartado del poder de la fortaleza de la villa marinera, quiso tomar de nuevo sus posiciones, a pesar de quedar exhaustos por una larga contienda.El contraataque recreó las pugnas de hace tiempos inmemoriales por el control y el poder de la región.

Por la tarde, más tarde de lo previsto, los festeros se empezaron a aproximar a las inmediaciones del Castillo - Fortaleza de la villa marinera para comenzar a animar al público a unirse al espectáculo y para caldear el ambiente de una batalla a punto de estallar. Las risas y los pequeños piques entre comparsas se empezaron a dejar ver al tiempo que, también los más pequeños sacaron los petardos de sus cajas de madera y de sus sacos para imitar, en pequeña escala, a los arcabuces que estaban por venir.

La solemne entrada de los cargos de Moros y Cristianos dividió a las huestes y escuadras en distintas posiciones. Los moros se apostaron en el conquistado Castillo y los cristianos pasaron por la calle Elche hasta la calle Muelle. Después de tomar sus puestos, el embajador cristiano, Toni Zamora comenzó el parlamento, acompañado por su escolta para pedir la rendición de la fortaleza por parte del bando moro. Sus boato y luchadores también le sirvieron de apoyo en esta declaración de guerra en la villa de Santa Pola.

Los moros no quisieron ceder sin entregar su conquistado tesoro, por lo que decidieron defender con fiereza su preciada posesión. Desde lo alto del castillo se vislumbraba el inicio de una lucha sin compasión que comenzó con una batalla cuerpo a cuerpo, que de forma inevitable a los dos bandos a encabezar una batalla definitiva.

En la Reconquista, el papel de los paladines se tornó muy importante. Los luchadores que protagonizaron la lucha cuerpo a cuerpo fueron los actores Jonathan Jiménez, quien defendió a los cristianos; y Gaspar Gómez, de Llaganyosos, que repitió en su segundo año como defensor del bando de la media luna.

La lucha, con la flamante victoria de las escuadras cristianas, puso el broche a una jornada que acabó en noche cerrada.

Tras la Reconquista y la gran victoria de las escuadras de la cruz, los cristianos recuperaron el Castillo y desterraron a los moros, que abandonaron su preciado y perdido fortín. Su marcha en la derrota la realizaron desde la puerta principal, por la calle Muelle hacia el Puerto. Las comparsas cristianas celebraron su retorno al poder desde esa misma calle hacia el Castillo. Los boatos y grupos de baile pusieron la nota de color al acto, que hoy alcanzará su máxima esplendor con la gran entrada.Tras el fin de estas representaciones, las jornadas de batallas acaban. Hoy tendrá lugar la Entrada de Moros y Cristianos con un desfile en el que las filás serán las encargadas de lucirse en esta ceremonia de gala. La trilogía de Moros y Cristianos llega a su fin de forma espectacular.

Santa Pola comienza a llegar al ecuador de unas celebraciones que, a partir de los próximos días cederán el protagonismo a los actos en honor a la patrona de la localidad costera.