Descifrar las dimensiones y el objetivo de una de las joyas arqueológicas y arquitectónicas del patrimonio santapolero, la fábrica de salazones del yacimiento de La Picola, es el objetivo de los trabajos que están a punto de retomarse en este emplazamiento histórico, de la época romana, situado en la avenida de Salamanca.

Los trabajos se volverán a impulsar diez años después de las últimas intervenciones en este lugar. La Universidad de Alicante (UA) y el Ayuntamiento de Santa Pola se han unido para sacar este proyecto adelante. La zona concreta del yacimiento de La Picola en la que se centrará el equipo de arqueólogos e historiadores será esta fábrica, que quedó a medio descubrir hace una década.

Las nuevas excavaciones, que se pondrán en marcha el próximo lunes 26 de junio, pretenden finalizar los trabajos que quedaban pendientes desde entonces. Así, según explica uno de los responsables de estas labores, el profesor de Historia Antigua en la Universidad de Alicante Jaime Molina, el equipo encargado de las labores está compuesto por 20 personas entre estudiantes de Historia y Arqueología, a los que se suman profesores, que se dedicarán a la parte más técnica de la investigación.

Durante un mes, estas personas excavarán, picarán, documentarán y divulgarán los hallazgos que salgan a la luz en esta intervención. Entre los materiales que usarán para completar este proyecto en Santa Pola se encuentran equipos de GPS diferenciales y maquinaria de fotogrametría.

En La Picola, hace más de una década, se comenzó a excavar y ya se conocen y descubrieron otras estructuras portuarias, pero la zona de la factoría de salazones quedó a medio desenterrar y lo que harán ahora será tratar de sacar toda la fábrica al exterior y averiguar sus verdaderas dimensiones, que parecen ser muy extensas. Además, otro de los misterios que han de descifrar es cómo esta instalación está unida al resto de edificios asociados al conjunto del yacimiento de La Picola.

Según apunta el profesor de la UA Jaime Molina, los trabajos comprenderán varias fases en un mes. La primera de ellas, que comienza el próximo lunes 26 de junio y comprenderá dos semanas, será la de la excavación intensiva. Aquí el equipo completo se encargará de desenterrar, o, al menos, de intentarlo, la totalidad de la factoría de salazones para conocer sus dimensiones y comprender más de la forma en la que se trabajaba y vivía en el Portus Ilicitanus hace más de 16 siglos.

La siguiente fase será la de documentación. En esta tercera semana, los integrantes serán menos y pondrán en común y sacarán en claro los hallazgos realizados durante la primera fase.

La última etapa, en la cuarta semana, será la de divulgación y aquí se dará a conocer al público, a través de actividades participativas, las conclusiones extraídas por este trabajo de un mes.

El yacimiento santapolero de La Picola comenzó a descubrirse y excavarse hace dos décadas. Desde 1997 un equipo científico de la UA trabajó en la secuencia estratigráfica del asentamiento, válida para entender la propia evolución del Portus Ilicitanus. La factoría de salazones producía garum, una salsa a base de vísceras de pescado, como lo demuestran hallazgos como balsas de decantación y ánforas, los restos óseos de pescados o la existencia de un horno.

Según el profesor de Historia Antigua de la UA Jaime Molina, esta fábrica, datada entre los siglos IV y V después de Cristo, es la más importante de esta zona de la provincia, debido a que se encontraba en el también poderoso Portus Ilicitanus, referente portuario en aquel entonces.

Molina está satisfecho de reemprender estos trabajos y, sobre todo, espera que se puedan hacer más intervenciones en años venideros para acabar de aflorar un patrimonio con tanto potencial como el de La Picola.