Los efectivos de la Guardia Civil de Santa Pola realizaron la semana pasada una detención tan inusual como surrealista. Una mujer se personó en el cuartel hasta en cuatro ocasiones en apenas 6 horas, en estado de embriaguez, para molestar a los agentes. La mujer, de unos 53 años, acabó por colmar la paciencia de los miembros que se encontraban en las instalaciones, que acabaron deteniéndola tras las peticiones de la señora de dormir esa noche en los calabozos. Deseo cumplido.

Las visitas al cuartel se iniciaron alrededor de las 14 horas. En esta ocasión, la arrestada acudió, en notable estado de embriaguez, a comunicar a los agentes que ya había recuperado el carné de conducircarné de conducir, por lo que ya no le podían multar. Un pequeño alboroto que fue disuelto gracias a la mano izquierda de la Guardia Civil. En otra visita, apenas una hora después. la mujer fue sorprendida mientras trepaba la puerta del parking, a las afueras del edificio.

En esta ocasión, donde los efectos del alcohol eran más notables que en la anterior visita, los agentes localizaron al hijo mayor de la detenida, para que acudiera en busca de su madre y se la llevara a casa, ya que los agentes eran conscientes del estado de la señora y la cosa no pasó a mayores.

Y como no hay dos sin tres, en torno a las 17 horas volvió a personarse en las instalaciones, esta vez para recordarles, de nuevo, que ya tenía el carné de conducir. En esta ocasión, la Guardia Civil avisó a su padre para que, otra vez, se la llevara del cuartel.

La paciencia de las patrullas llegó a su fin cuando, sobre las 20 horas, la mujer volvió a hacer acto de presencia en el cuartel, esta vez exigiendo pasar la noche en los calabozos.

En esta ocasión el alboroto fue a mayores, hasta el punto de que la Guardia Civil acabó deteniéndola por resistencia a la autoridad, y a finales de la semana pasada pasó a disposición judicial.