El verano se hace notar en la villa marinera. Cada vez más negocios hosteleros se apuntan a instalar una terraza, sobre todo en la fachada marítima santapolera, que, con el cierre definitivo de la avenida González Vicénavenida González Vicén, se ha convertido en un nuevo territorio para las pérgolas y mesas al aire libre. En concreto, este año Santa Pola ha recibido casi el doble de peticiones para la instalación de terrazas para los negocios hosteleros que el año pasado y, en este sentido, el Ayuntamiento facturó 200.000 euros por la autorización de estas concesiones en la villa marinera.

De este modo, el llamado plan de humanización, el proyecto de peatonalización y cambio de la circulación que el equipo de gobierno quiere implantar de manera inminente en el municipio, ha supuesto un empuje para que los hosteleros se animen a pedir nuevas terrazas. Y es que, los empresarios de la Asociación de Hostelería y Ocio de Santa Pola, demandaban la completa peatonalización del centro, que se cerrara al tráfico rodado los viales que van del Castillo-Fortaleza hasta el paseo de la playa de Levante.

En este caso no será tan extenso, pero el anuncio del corte al tráfico de la fachada marítima y gran parte del centro, incluyendo calles aledañas al Castillo y al Mercado fue clave, según comerciantes de estos enclaves, para pedir la apertura de nuevas terrazas.

En los últimos años, el aumento de espacios de hostelería ha cambiado notablemente con la creación del nuevo paseo marítimo. Además, la peatonalización definitiva de la avenida González Vicén ha provocado que todos los locales de la zona soliciten una licencia de terraza. Aún así, el problema que registran las empresas hosteleras, en la zona de la avenida González Vicén, es la incertidumbre por saber cuántas plazas de aparcamiento quedarán cerca y se preguntan «si la gente no se cansará de dar vueltas con el coche antes de aparcar y decida moverse a otro punto de Santa Pola con más aparcamientos», comentaba el dueño de uno de los establecimientos con mesas al aire libre en la avenida González Vicén. «Veremos cómo se lo toman los turistas cuando lleguen y vean el cierre completo, esperemos que bien», comentaba otra propietaria.

Por su parte, el Ayuntamiento de Santa Pola recuerda que, ahora, la normativa para las terrazas se encuentra más protegida por la ordenanza de Vía Pública que regula estas instalaciones y que, por ello, se han apercibido de que muchos establecimientos carecían de autorización o tenían muchas deudas. De este modo, este año, el Consistorio no permitirá que los establecimientos con deudas con el Consistorio ocupen la vía pública. Así, pretenden recaudar aún más de los 200.000 euros de los que ya disponen este año.

Aún con el Ayuntamiento apretando a los empresarios , las terrazas hacen acto de presencia en las calles santapoleras expectantes por saber cómo se comportará la clientela después de la puesta en marcha de la peatonalización del centro de la localidad costera, prevista, en principio, para el inicio de la próxima semana.

En cualquier caso, los hosteleros tienen un respiro y margen para adaptarse a la ordenanza de Vía Pública, que les otorga una moratoria de cinco años para ajustarse a la estética marcada por el consistorio, que no deja delimitar las zonas con maceteros o los cerramientos, que deberán seguir una estética específica.

Así, las cosas, las hostelería en Santa Pola estrena una nueva cara y una forma de funcionar distinta en un nuevo proyecto de villa.