Una familia sin recursos económicos se encuentra en estos momentos en un hotel de Santa Pola a la espera de encontrar un techo, al menos temporal, donde albergarse tras sufrir un desahucio ayer en la villa marinera.

Su caso es complejo y la oficina municipal de la vivienda de Santa Pola tiene conocimiento y ha tratado de encontrar una solución desde hace más de un año y, de momento, no tiene un final feliz para esta familia.

María del Mar Gómez, su marido Ricardo y dos hijos menores, de 16 y 3 años, vivían en un piso alquilado a otro particular en la villa marinera, pero dejaron de pagar por no disponer de recursos. El dueño de la vivienda decidió iniciar un proceso de desahucio de la familia por impago, que, finalmente, se ha ejecutado al no poder llegar a otro acuerdo.

Esta familia ha estado recibiendo algunas ayudas económicas de servicios sociales de la villa marinera y la oficina municipal de vivienda negoció in extremis un alquiler en Mutxamel donde realojar a esta familia, ya que, según anunciaron desde el Ayuntamiento, no hay alternativa habitacional para estos casos en la villa marinera.

En este caso, Gómez firmó hace unos días un contrato de alquiler, por un año, con el dueño de este piso, prorrogable hasta cinco años y por un precio de 200 euros al mes. El propietario decidió no cobrarles la fianza y el Ayuntamiento de Santa Pola se comprometió a pagarles el primer mes como ayuda extraordinaria.

La mujer, ante la premura y la necesidad por el desahucio inminente decidió firmar, aunque no vio la vivienda con anterioridad. Así las cosas, ayer, los cuatro miembros de la familia, con mascota incluida, dejaron su piso a punto de desahuciar. Dispuestos a conocer el que se suponía que iba a ser su nuevo hogar, la familia recorrió cerca de 40 kilómetros desde Santa Pola a Mutxamel acompañados por el camión de mudanzas del Ayuntamiento. Pero, al llegar a Mutxamel, sufrieron una nueva decepción. La vivienda social que les había conseguido el Consistorio estaba a años luz de ser un lugar habitable, ya que no contaba con las necesidades básicas. Para su sorpresa, la vivienda no tenía ni electricidad ni agua, estaba llena de ropa tirada por el suelo, cables colgando, basura en el rellano y la puerta se cerraba con un candado puesto que estaba rota. Y es que se trata de un edificio con la mayor parte de las casas ocupadas de forma ilegal. Incluso la negociada por el Ayuntamiento de Santa Pola había sido desalojada escasos días antes. Además, María del Mar y Ricardo se encontraron con un ambiente hostil cuando llegaron al bloque de viviendas que se ubica en la avenida Alicante, según explicaron. Dicen que no fueron bien recibidos por otros vecinos.

«Yo no tengo nadie aquí. Si el Ayuntamiento de Santa Pola no tiene una vivienda para nosotros, tendrán que enviarnos a Perpiñán», añadió María del Mar con lágrimas en los ojos.

El propietario de la vivienda, que se encontraba en la zona, confirmó que era «inhabitable», que tiene muchos problemas en el edificio debido a los ocupas y que el Consistorio había tratado de buscar una solución a marchas forzadas. Con todo, el camión de mudanzas y la familia volvieron a recorrer los casi 40 kilómetros que separan Mutxamel de Santa Pola en busca de una nueva solución.

Tras hablar de nuevo con los servicios sociales en la villa marinera, y barajar la opción de irse a Francia, ahora inviable, finalmente la familia descansa, por dos días en un hotel de la villa marinera, sufragados por el Consistorio, mientras esperan encontrar una solución que les ofrezca un techo, al menos, temporal.

El hijo mayor se irá a Castellón, donde le acogerá su abuela. María del Mar, Ricardo y su hijo de tres años esperan encontrar su lugar pronto.