Las playas de Santa Pola recibieron entre diciembre y enero uno de los temporales más fuertes de lo acostumbrado, con marejadas muy violentas. Las playas del este fueron las más castigadas. Por este motivo, el temporal de enero fue más dañino. La Concejalía de Playas no descarta que puedan repetirse episodios parecidos en verano. Este año, de manera excepcional, previa a la temporada alta, el área decidió cambiar el planteamiento de actuaciones en el litoral y mantener las algas y la posidonia hasta la llegada de la Semana Santa, para que sirviera de protección ante nuevas inclemencias que pudieran dañar el entorno.

Las máquinas de Urbaser doblaron su actividad entonces y comenzó un proceso de adecuación dos semanas antes de lo previsto para que las playas lucieran sin ningún tipo de imperfecciones de cara a la temporada alta santapolera. Los costes de los daños del mes de diciembre fueron de 27.845 euros, de los que casi 20.000 euros se destinaron a la limpieza. En enero, la cifra ascendió mucho más. Se perdieron nueve pasarelas, quince boyas, un mástil y una red de voley playa, pero el grueso del gasto se lo llevó, de nuevo, la limpieza, que de los 116.892 euros totales de daños, supuso más del 90% del gasto, unos 113.557 euros. Ahora, Vatasa sigue siendo un recuerdo doloroso de los daños acarreados por la violencia inesperada de los pasados temporales.