Andrea Busin es italiano y quiere que la gente valore el producto del Peix de Santa Pola. Su intención es llevar a cabo un proyecto a través del Parlamento Mundial para la Seguridad y la Paz para promover el consumo de pescado de Santa Pola en la región. Como doctorado en Ictiología y trabajador de la Cofradía de Pescadores de Savona, cerca de Génova, en Italia, durante más de diez años, Busin conoce bien el medio marino y echa de menos que en la comarca se aprecie más el producto local.

«Tenemos la abundancia del pescado de Santa Pola a un paso y en los restaurantes sirven chipirones que vienen de Asia, cigala de Escocia o bogavante de América. Es una pena con la riqueza marina que tenemos a nuestros pies», confiesa.

Busin acaba de abrir un restaurante en Elche en el que el único proveedor de pescados es la Cofradía de Santa Pola. Se trata de un proyecto piloto en el que el Peix de la bahía es su carta de presentación y, de hecho, es la única carta presente en el restaurante, porque, según Busin, «cocinamos según la disponibilidad. Si hay buena quisquilla de nasa, la servimos, si hay abundancia de anchoas, apostamos por ellas, pero no tenemos una carta fija, nos adaptamos a lo que el mar nos quiera dar», afirma el italiano.

Busin quiere que esta sea la tónica de los restaurantes de la zona y por ello, a través del proyecto que planea con el Parlamento Mundial para la Seguridad y la Paz, quiere financiar un proyecto para impulsar el pescado de Santa Pola, tanto en restaurantes de la zona como en el consumo diario, a través de programas de concienciación y actos locales. «Mi objetivo de proyecto es que gracias a una campaña del consumo de pescado local que llegue a colegios, desde que los niños son pequeños y también a los restauradores, se creen al menos diez restaurantes en la región que apuesten por este Peix de Santa Pola, en regiones muy concretas como el centro de Alicante o la carretera entre Elche y Santa Pola».

El amor por los productos locales de Busin no solo se queda en los pescados. En su restaurante también trabaja únicamente con frutas y hortalizas de temporada. «Si en la lonja tenemos buena alcachofa, la servimos; si no, no. Quiero vender un producto bueno, aunque no tenga una carta fija. Tener una carta fija supone, o no consumir únicamente productos locales, o consumirlo sin la máxima frescura, y eso ses algo que no quiero que ocurra en mi establecimiento».

Savona cree que la Unión Europea y los estados no fomentan demasiado el consumo de pescado local y que sus leyes no ayudan a las pequeñas cofradías. Por este motivo, alega, «hago la lucha por mi cuenta. Si un niño empieza a comer sano y descubrir las especies marinas de su alrededor desde bien temprano, será más fácil que de mayor lo aprecie», asegura el italiano. «Me gustaría que saliera adelante el proyecto porque me gusta comer bien y que la gente pueda seguir haciéndolo sin esquilmar mares ni despreciar nuestros productos», concluye.

Local

El italiano que ahora aboga por el Peix de Santa Pola ha llegado a trabajar para el Ministerio que se ocupa de la pesca en Italia y a aconsejar en algunas medidas políticas sobre pesca. Por ello, asegura, se siente algo desencantado con la legislación europea al respecto.

«Preferiría que los buenos atunes que se pescan en el Mediterráneo con métodos muy novedosos y tecnológicos se quedaran en nuestras casas a buenos precios para que, en lugar de exportarlos como es práctica habitual a países como Japón que lo pagan a precio de oro, personas humildes puedan comerlo. Hay que pensar en la gente local», afirmó.

Ahora queda ver cómo seguirá su plan de expansión del aprecio por el pescado santapolero. Si recibe el apoyo para su proyecto, o si debe cambiar de puerto una vez más para lograr su objetivo.