Trece grados es la temperatura máxima a la que se aconseja servir la cerveza, el calor que ofrece una madriguera en suelo invernal y también la temperatura mínima a la que el mar de Santa Pola suele descender en estas fechas. Los santapoleros hacen frente al frío del ambiente y cada vez es más común ver a sus vecinos practicando deportes en pleno enero tales como el paddle surf, la vela o el kayak, de la misma manera que salen en bicicleta o a patinar.

«Trece grados no son nada, con eso no se nota el frío». Así lo asegura Andrés Carrasco, tabla y pala en mano, enfundado en un neopreno y con el mar y una sesión de paddle surf de una hora por delante en las playa de la Cala I. Hay mucha gente como Carrasco que usa los deportes marinos como una forma de ejercicio habitual. Este es uno de los motivos por lo que es más común ver a gente entrando al mar sin ser deportistas profesionales. Mabel Martínez vive en Madrid pero pasa largas temporadas de vacaciones en Santa Pola. Este es el primer invierno en el que ha decidido quitarse el miedo al frío y hacer vela. «Antes me daba miedo meter el pie en la orilla, me daban escalofríos de pensarlo, pero un amigo me animó a probar con él el windsurf y la verdad es que con el neopreno te sientes poderosa en el mar», bromea Martínez. «Es cuestión de cambiar la mentalidad y perder el miedo al frío, si se va bien equipada, no hay ningún problema», sentencia.

Las escuelas de deportes acuáticos santapoleras han notado esta tendencia y el incremento de alumnos y clientes que piden subirse a una tabla y adentrase en el Mediterráneo en estas fechas. Los clubes deportivos en Santa Pola, no dejan de realizar cursos y actividades grupales para sus clientes. Las bajas temperaturas no les detienen. Uno de ellos organizó una carrera de San Silvestre en paddle surf no competitiva cuyo objetivo fue disfrutar de una salida al mar con mucha gente disfrazada y de buen humor. El evento fue gratuito y el único requisito consistió en poner cada uno su propia tabla o alquilarla en el propio centro. Incluso llegó gente de otras localidades para recorrer hasta cuatro kilómetros en aguas santapoleras.

Además, durante el temporal de lluvia y viento del mes pasado, los surferos pudieron disfrutar de una estampa muy poco habitual en Santa Pola, la de la llegada de olas a sus playas y la posibilidad de armarse tan solo con una tabla y adentrarse en ese paisaje inusual. Durante varios días, los más atrevidos se beneficiaron de este regalo natural que difícilmente podrían haber obtenido durante la temporada estival.Preparación

Leticia Quesada es una profesional y experta en varios tipos de deportes acuáticos. Comenzó con el kitesurf en su adolescencia. El deporte forma parte de su vida, así como el mar, y no lo deja de lado cuando hace más frío. Quesada creó en primavera un espacio de aprendizaje de deportes marítimos en Santa Pola. Ella, junto a su pareja, enseñan a los pequeños que acuden con sus tablas de surf. Todo comenzó como una idea veraniega pero se ha extendido al resto del año. «Santa Pola es un sitio ideal para realizar este tipo de deportes acuáticos para no iniciados», apuntó. La deportista cree que no debe asociarse este deporte sólo al verano, sino que se debe potenciar también el resto del año.

«En invierno también se puede hacer deporte en el agua, es sólo cuestión de concienciarse. Si se lleva la equipación adecuada no se pasa frío, hay que prepararse bien». Y lo explica con una analogía. «A nadie se le ocurriría ir a la montaña en invierno en camiseta, en el mar pasa lo mismo. Hay que abrigarse con un buen neopreno y disfrutar», sentenció.

Saludables

Mariate Jémez, doctora de medicina general en una clínica privada ilicitana, asegura que adentrarse en el mar en invierno es recomendable para la salud. Jémez destacó que esta práctica estimula el sistema inmunológico, libera endorfinas, mejora la circulación sanguínea, la elasticidad de la piel y ayuda al mejor descanso y a quemar calorías.