Las recientes lluvias han permitido poner a prueba la resistencia de la posidonia como elemento natural para evitar filtraciones en vertederos. El test involuntario se produjo gracias a los trabajos del proyecto «Demostración de nuevos usos de la posidonia para la recuperación de zonas verdes en vertederos clausurados», que lleva a cabo la Universidad de Alicante (UA), a través del Centro de Investigación Marina de Santa Pola (CIMAR) y sus departamentos de Ecología y Agroquímica-Bioquímica, junto con la empresa Urbaser y el Ayuntamiento de Santa Pola.

El proyecto de investigación se lleva a cabo en el vertedero de escombros de «La Cantera» en la villa marinera. Los experimentos realizados hasta el momento simulaban lluvias puntuales de hasta 200 litros por metro cuadrado, pero tras las intensas precipitaciones del temporal que bañó Santa Pola se pudo comprobar en situación real la estabilidad y capacidad de absorción de la posidonia después de meses de intensa sequía. Los investigadores verificaron la fijación de los taludes y su firmeza sin que se produjera erosión alguna en dichos montículos cubiertos por las hojas de posidonia.

Aplicaciones

El proyecto, dirigido por el investigador del CIMAR Alfonso Ramos, pretende, «por un lado, estudiar y validar nuevos usos y aplicaciones de la posidonia oceánica recogida en las costas del litoral mediterráneo», indicó el experto. De este modo, previa optimización de los procesos de limpieza, separación de la arena adherida y secado, se podrá emplear como sustrato vegetal y tierra de cobertura en vertederos de inertes. Por otro lado, el experimento determinará cuáles son las especies vegetales idóneas, su ritmo de crecimiento y adaptabilidad a sustratos potencialmente salinos, respetando el carácter autóctono de la vegetación local.

Según Ramos, la iniciativa otorga una especial importancia a la repercusión medioambiental, ya que intenta resolver un problema extendido y detectado en los municipios turísticos de la costa mediterránea, relativo a la acumulación de posidonia oceánica en playas del litoral y cuyo reaprovechamiento se encuentra en desuso por falta de resultados positivos en las líneas de innovación emprendidas en otros ámbitos.

La investigación tiene como objetivo, además, conseguir un ahorro de materiales de recubrimiento en vertederos de inertes, minimizando así el uso de tierras procedentes de otros sectores. Asimismo, podrá contribuir al mantenimiento e incremento de la biodiversidad en zonas donde la actividad humana haya generado un significativo impacto ambiental, como son los vertederos de residuos no peligrosos. A pesar de que aún está en la primera fase de pruebas, Ramos quiere que en un futuro que, con su puesta en marcha, «se favorezca la recuperación de zonas verdes, reforestando con especies autóctonas del saladar y especies forestales adaptadas a altos índices de salinidad, aquellas superficies alteradas por el hombre», dijo.

Esta iniciativa es fruto de una investigación que desarrollan los científicos de la Universidad de Alicante adscritos al CIMAR. El investigador Alfonso Ramos espera, como fin último de este experimento, incrementar el potencial de conservación del litoral mediterráneo incorporando la arena separada de las algas, rica en nutrientes, a ecosistemas costeros.

En esta primera fase se procedió al sellado y clausura del vertedero de Santa Pola, pero en las sucesivas se prevé estudiar la eficacia de las soluciones validadas en otras zonas de la geografía litoral mediterránea, creando sinergias en materia de investigación con otros países.