El marco del Congreso Internacional de Escultura Religiosa está sirviendo de escaparate para el arte de la imaginería tradicional y también para desvelar las dificultades y retos a los que se enfrentan actualmente los escultores, historiadores del arte y profesionales relacionados con este arte.

El insuficiente apoyo desde las administraciones a los nuevos artistas y la difusión de sus obras, el estancamiento en modelos estéticos muy tradicionales o la falta de conocimiento de base religiosa son algunos de los problemas para la continuidad de la escultura religiosa son algunos de los temas que están sobre la mesa tras la segunda jornada ayer de este congreso, impulsado por la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillent.

El apoyo de la Administración a los nuevos talentos y las nuevas obras escultóricas es imprescindible para su continuidad, según el conservador del Museo Nacional de Escultura, José Ignacio Hernández. Según el especialista, existen dos velocidades a la hora de proteger la escultura antigua. Si bien, afirma, a la escultura antigua hasta el siglo XVIII se le sigue protegiendo desde las instituciones y se procura su restauración, difusión e incluso financiación para la nueva adquisición de obras, lamenta que no se invierta tanto en esfuerzo en poner en valor a los nuevos artistas y a la obra escultórica religiosa contemporánea, que queda en manos de las cofradías para salir adelante. El conservador también hizo hincapié en que hay regiones en las que este desarrollo es más patente, como en Andalucía.

Para el doctor en Historia y antiguo subdirector de la sección de publicaciones y documentación del Instituto de Cultura Juan Gil Albert, Joaquín Sáez, hay que dar un soplo nuevo a la escultura religiosa para que siga importando. Sáez asegura que la Administración debe apoyar las nuevas obras, y que el motor para potenciarla debe surgir en la evolución y la actualización de los artistas. «Convendría hacer unas imágenes con mentalidad del siglo XXI. Seguir copiando los modelos de siglos pasados supone que la obra se estancará», aseguró el doctor.

Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, desde su visión como catedrático de Historia del Arte, académico y sacerdote, ve peligrar la imagen religiosa por una descenso de fundamento religioso en la sociedad. Reclama a la Administración que se fomente este conocimiento «no con el ánimo de adoctrinar, sino de fundamentar su base en la historia del arte». Gutiérrez de Ceballos cree que el futuro de la imaginería pasa por el relevo de los nuevos artistas «lejos de obras abstractas» y lamenta que pocos jóvenes entiendan ahora la escultura religiosa y que la consideren «una cosa de viejos».

Para Sáez, la Administración ha tenido actuaciones adecuadas para cuidar la escultura religiosa en la provincia y puso como ejemplo la fundación La Luz de las Imágenes, que contribuyó a poner las obras en valor, restaurarlas y poner nombre y autoría a muchas que permanecían ocultas o con mucha falta de información en su exposición.

Para Díaz, hay una cultura muy importante de este arte en Alicante, a pesar de que desde el Barroco en adelante la zona sufrió mucho la destrucción de gran numero de obras. Este hecho afecta directamente a Crevillent también, que tenía un gran patrimonio artístico en imágenes que desapareció poco a poco, pero que por fortuna aún conserva obras muy significativas como las de Benlliure.