El sector de la alfombra se topó hace cuatro años con la opción de evolucionar o morir. La crisis económica golpeó a un área que se vio en su peor momento industrial a finales de 2011. Desde entonces, según Eduardo Díaz, director de la Unión Nacional de Vendedores de Alfombras, Unifam, la producción y la venta textil se están reactivando en Crevillent. El motivo, asegura Díaz, es que han evolucionado y se han transformado. Y es que las exportaciones han crecido un 12% en 2015 y el sector está cada vez más diversificado y enfocado a la personalización de los usos y diseños de sus productos. El cliente manda y sus necesidades han cambiado.

El director de Unifam tiene claro que la estrategia es «dejarse de egoísmos y hacer lo que pida el cliente». Las 25 empresas que forman la unión han aumentado su oferta de productos para llegar a un mayor número de clientes. Díaz asegura que están intentando cubrir la demanda tradicional tanto como la innovadora y, por ello, cuentan con todos los tipos de telares que se adaptan y transforman para poder hilar nuevos materiales. Los elementos básicos como el papel, el acero, el yute o el latón se funden para crear productos nuevos. En los últimos años se incorporan fibras y materias primas nuevas y sostenibles a la producción.

Textiles en las fachadas

Una de las muestras la encontramos en la fábrica de Naturtex donde su administrador, Cayetano Belso, cuenta que «las alfombras ya no se pisan». La demanda ha cambiado y ahora se piden las telas para decorar paredes de hoteles, para destinarlas a tapicerías de autobuses saudíes, para usarlas como revestimiento de la fachada de una firma de moda francesa e incluso han llegado a pedir tejidos con hilo de oro para las instalaciones de un submarino. Para el gerente de Unifam estos cambios son necesarios «porque depender de un único mercado es un suicidio y es una forma de hacer valer y dar presencia a un sector que controlamos».

Cultura de Crevillent

El responsable de la patronal alfombrera considera que la crisis que ha afectado a las empresas de Crevillent que emplean en la actualidad a unas quinientas personas en el municipio también trajeron consigo un filtro a través del cual han sobrevivido las factorías más preparadas. Díaz piensa que le gustaría que la demanda nacional también se incrementase y que valorara el reconocimiento y la calidad del producto antes que su precio. El gerente de Unifam afirma que no pueden competir en precios con productores como Turquía porque lo que puede costar el producto final suyo sólo cubriría los costes de la materia prima en Crevillent. Desde Unifam apuestan por la puesta en valor del sector alfombrero «porque es parte de la cultura y la sociedad crevillentina, de un sector arraigado desde hace 600 años». Por ello, apuesta por la creación de un museo de la alfombra en Crevillent con la colaboración del Ayuntamiento, para hacer llegar la historia, testimonios de los y las trabajadoras y la evolución de los procesos productivos.