Crevillent y Aspe se despertaron ayer con un gran despliegue de efectivos de la Guardia Civil, que se saldó con cuatro registros domiciliarios y cinco detenciones de supuestos miembros de una banda organizada dedicada a cometer robos con violencia en la provincia, y que ha sido objeto de varias detenciones durante los últimos meses.

Los registros se produjeron en torno a las nueve de la mañana. En Crevillent se llevó a cabo en una vivienda de la calle Virgen del Carmen, en el número 11, hasta donde se trasladaron numerosos agentes de la Guardia Civil, con dos coches, un furgón y un helicóptero, con el que se quiso evitar la fuga de los sospechosos. En la vivienda se procedió a la detención de tres personas, un hombre y dos mujeres, una de ellas menor de edad.

En Aspe el despliegue policial también fue muy elevado. Allí, 24 agentes, con perros adiestrados, participaron en el registro de tres domicilios, y se procedió a la detención de dos supuestos miembros de la banda organizada.

Todos los detenidos eran menores de treinta años y fueron trasladados hasta el cuartel de la Guardia Civil de Novelda, donde se instruyen las diligencias del caso, en el que participa la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (USECIC).

Al parecer, los detenidos ayer pueden formar parte de la banda que el pasado mes de abril fue objeto de la detención de otras siete personas, como presuntos autores de más de una veintena de delitos de pertenencia a grupo criminal, blanqueo de capitales, robos con fuerza, robos con violencia e intimidación, allanamiento de morada, detención ilegal, receptación y contra la seguridad vial.

Concretamente forman, presuntamente, un grupo organizado dedicado a cometer robos en diferentes comercios, en los que no dudaban en emplear la violencia contra sus víctimas. Llegaban a obtener botines de hasta 12.000 euros por establecimiento, que generalmente eran tiendas multiprecio con propietarios asiáticos, aunque en algunas ocasiones también asaltaban bares, en los que también reventaban las máquinas recreativas para llevarse la recaudación.

La actividad delictiva de los detenidos se había incrementado a principios de año, así como su nivel de vida, que cada vez era más ostentoso, y de igual forma la violencia empleada en sus acciones. Tanto es así que en uno de los golpes, llegaron a retener a los propietarios de un bar, amenazándolos con armas blancas, con el fin de desactivar las alarmas y conseguir las llaves para desvalijar el local con total tranquilidad.