Los Moros y Cristianos de Crevillent comenzaron a vivir ayer los días grandes de sus fiestas en honor a San Francisco de Asís con el inicio de la Trilogía Festera.

Primero le tocó el turno a los más pequeños en la Entrada Infantil, donde volvieron a demostrar su destreza al desfilar al son de las marchas moras y cristianas, dejando patente que la fiesta tiene el futuro garantizado.

El desfile se inició en el parque de Telmo Vela y finalizó en la plaza de la Constitución, precisamente, el escenario de la primera de las embajadas, que se celebró a continuación.

En la Embajada al Ra'is, la acción se desarrolla, siguiendo el texto del alcoyano Salvador Domenech, en un día de los primeros meses del año 1265 ante el castillo de Crevillent.

El embajador castellano llega a la villa dispuesto a cambiar las condiciones del pacto que los musulmanes firmaron con el rey Alfonso X. Busca la rendición de los moros y que entreguen la villa al reino de Castilla.

En esa época, Crevillent pertenecía al Reino de Murcia. Eran tiempos de revueltas de la población musulmana, que se levantó contra los castellanos por incumplimiento de los pactos que se firmaron en su día en el tratado de Alcaraz. No obstante, Crevillent no participó de esa revuelta.

La escena de la primera de las embajadas comenzó con el capitán moro, el Ra'is y el embajador en el castillo. El pueblo de Crevillent estuvo representado en la plaza por festeros de las 12 comparsas. En ese momento, una voz en off da pie a los parlamentos de los intervinientes.

Seguidamente, un grupo de jóvenes festeras, de entre 12 y 18 años, ofrecieron un espectáculo de baile a través del cual quisieron mostrar la evolución de la Fiesta. «Un mosaico de color de lo que ha sido esta celebración en sus 50 años de historia», explica la directora de la embajada, Mayte Pastor.

Tras el baile, irrumpieron en la plaza con gran algarabía las tropas cristianas. Después de intentar en vano convencer a los moros de que renovaran su vasallaje al rey de Castilla, se inició la lucha entre moros y cristianos.

Este año como novedad, los combatientes lucharon con fuego, que emanaba de las armas que portaban: espadas, alfanjes y hachas. Para ello, la representación contó con la colaboración de Espectáculos Baluarte.

En el enfrentamiento, el bando de la Cruz raptó al Ra'is, encarnado por Julio Gabriel Morell Montes, Director Provincial de Maz Mutua, que abandonó la escena a pie, en otra de las novedades de está edición, ya que habitualmente lo hacía en una cárcel móvil.

La embajada concluyó con el disparo de una salva a cargo de los arcabuceros de los Moros Viejos Tuaregs, comparsa que este año ostenta la capitanía del bando moro, moros a la espera del desenlace que tendrá lugar en la Embajada al Rey Jaime I que tendrá lugar el próximo lunes.

Como es habitual, la representación congregó a gran cantidad de público. Cientos de vecinos que no quisieron perderse uno de los actos más emblemático de las fiestas. Sin ir más lejos, las embajadas fueron declaradas en el año 2010 Bien Inmaterial de Relevancia Local, una distinción que la Generalitat concedía por primera vez a una manifestación cultural con el objetivo de garantizar su fomento y conservación.