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Santa Pola

Apoteosis final entre danzas y boatos

Los Moros y Cristianos culminan a lo grande sus desfiles con una entrada llena de viveza y espectáculo

Las carrozas y las agrupaciones de baile engrandecieron el desfile. SERGIO FERRÁNDEZ

Un estallido de magia, historia, suspense, color, alegría, bailes y sobre todo espectáculo. Así vivió ayer Santa Pola su día grande de Moros y Cristianos con una entrada repleta de viveza y de realismo, que trasladó al público al pasado más remoto.

El bando de la media luna y el de la cruz celebraron su colofón final como nunca. Y es que, más de 1.500 personas hicieron realidad uno de los desfiles más concurridos de los últimos años, con una veintena de bandas de música de diferentes puntos de la provincia, bailarines, carrozas, boatos, filás y cargos festeros.

Los Moros y Cristianos abrieron el largo recorrido desde el Palmeral con la comparsa Beduinos, caracterizada por su gran vistosidad, sus aires orientales y una apertura muy especial, como encargada de abrir la noche. Las acrobacias y camellos «La luna» marcaron el ritmo de hasta una veintena de filàs de los pueblos del Sáhara. Entre ellos, alcanzaron un gran protagonismo los sultanes infantiles, Miriam Carbonell Lafuente y Joan Fernández Martínez y los mayores Miriam Lafuente Padial y Pascual Lafuente García. Y como novedad destacó la introducción de camellos y halcones en el boato.

Tras sus pasos, los Bereberes, y su espectacular boato Bashiras, conquistaron al público con sus aires étnicos del norte de África y sus atractivas danzas. Paula Jaen Andreu deslumbró con el papel de Yasmina y Marc Fuentes Quiles, como Pequeño Tariq.

De esta manera, la comparsa Llaganyosos irrumpió con su fuerza, como uno de los grandes pilares de la fiesta. Su boato de la filà Moxama i Ouet, las antorchas y un cañón sorprendieron a los asistentes.

En mitad de la algarabía, Inma Bajos Pina y Pedro Bajos Pina triunfaron como Grans Llaganyosos y Laura Martínez Brau y Claudia Chinchilla Cuartero, como grans llaganyosets.

Después de la suntosidad de los moros y de su grandes trajes, los Piratas tomaron la calle con sus espadas y sus filás de bucaneros, corsarios, garfios, tarántulas y perlas negras. Endika Pérez Pérez y Nuria Pomares Durá, representaron el papel de capitanes, mientras que Manoli Botella Hernández y Héctor Baeza Adán hicieron lo propio como cargos infantiles.

Los tintes clásicos, entremezclados con los más juveniles, se apoderaron de la comparsa de los Astures y de sus escuadras. Paula López Sempere maravilló a todos como capitana infantil.

A sus espaldas, los Templarios y sus damas marcharon con contundencia y su potente eco. Toñi Molina Ortiz y Tomás Joaquín Sempere Cremades escenificaron el papel de capitanes.

La noche de la puesta de largo finalizó con los Almogàvers, los grandes protagonistas del bando cristiano de este año, engrandecidos, a su vez, por la conmemoración de su quince aniversario. Nerea Amorós Martínez destacó como Dameta y Álvaro José Miralles Marco, como Adalid infantil.

Así las cosas, de madrugada ya, los festeros se despidieron a lo grande en el último episodio de la trilogía de Moros y Cristianos. Las plumas, las lanzas, las flechas, la indumentaria de guerra, las chilabas, las joyas y los rostros y cuerpos maquillados como en las películas dejaron boquiabiertos a los santapoleros sumergidos en sus fiestas patronales en honor a la Virgen de Loreto.

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