La Plaza de la Constitución de Crevillent retrocedió ayer hasta el año 1256 para recrear la embajada al Ra'is, en el arranque de la trilogía festera de los Moros y Cristianos. Una representación, basada en los textos de Salvador Doménech, que atrajo a miles de personas. Danzas, parlamentos y luchas llenaron la escena donde los protagonistas fueron los festeros.

En esta ocasión, la embajada, dirigida por Mayte Pastor, estrenó ambientación musical que ha elaborado la empresa Soniprof. Una voz en off introdujo a los espectadores en la época dando paso a la recreación del Crevillent de 1256 con un ballet de festeras, moras y cristianas, dirigidas por Mónica García. El baile también sirvió para rendir homenaje a las doce comparsas que estuvieron presentes en la escena con un elemento característico que mostraba cada bailarina.

Tras el espectáculo inicial, el estruendo de las tropas cristianas alborotó la plaza. El bando de la cruz llegó hasta las puertas del castillo moro y el embajador cristiano intentó negociar que los moros se rindieran y entregasen la villa al reino de Castilla.

Como reflejan los textos de las embajadas, los moros se negaron a renunciar a sus posesiones provocando una lucha que se llenó de acción con la colaboración del Baluarte Espectáculos.

La batalla finalizó con el rapto del Ra'is, encarnado por el festero Vicente M. Penalva, que abandonó la escena en una cárcel móvil.

La embajada finalizó con el disparo de una salva a cargo de los moros a la espera del desenlace que tendrá lugar en la segunda embajada que se representará el próximo lunes.

No obstante, el colorido de la fiesta arrancó horas antes con la Entrada Infantil donde los niños desfilaron haciendo gala de que el futuro de la fiesta está garantizado en Crevillent.