La comunidad religiosa de Crevillent está consternada ante un suceso que ocurrió durante la madrugada del pasado martes en la céntrica ermita de La Purísima. Al parecer, unos asaltantes entraron en la ermita con la única intención de profanar el sagrario y robar formas consagradas. Unas personas, que no contentas con ello, volvieron más tarde y defecaron en el espacio religioso. Ésta no es la primera vez que la ermita sufre un asalto o robo pero, dada la gravedad del hecho, la profanación del sagrario, la acción ha creado un profundo malestar entre los crevillentinos que suelen acudir a ella a venerar imágenes como la de Jesús Rescatado, Santa Lucía o la Virgen del Rosario.

Por este motivo, el obispo de la diócesis Orihuela-Alicante, Rafael Palmero Ramos, acudió ayer por la tarde a la localidad, para solidarizarse con los vecinos y oficiar una misa de desagravio, que acogió la parroquia Nuestra Señora del Belén, muy cercana a la ermita de La Purísima.

La persona que advirtió la profanación fue el vicario de Nuestra Señora de Belén, Manuel Jover, que el martes a primera hora acudió a la ermita a oficiar la misa y se encontró con el terrible suceso. Según fuentes próximas al caso, las personas que accedieron a la ermita crevillentina pudieron haberlo hecho con llaves, pues la puerta de entrada no presentaba ningún signo de haber sido forzada.