El camino hacia la ermita de la Virgen del Rosario congregó ayer a más de un millar de santapoleros y devotos de la imagen titular, que vivió ayer su día grande en la tradicional romería en su honor.

Los romeros se concentraron a las 6.30 horas en el entorno de la parroquia de la Asunción, donde tuvo lugar el reparto de las cañas. De allí también salió la Virgen del Rosario, portada a hombros por mujeres. Así, un año más, numerosas santapoleras se turnaron para colaborar llevando a la Virgen en andas a lo largo del recorrido.

La principal novedad de esta edición recayó en la recuperación de las carretas con bueyes, que no participaban desde hace unos tres años por motivos económicos principalmente. No obstante, este año un particular quiso que la Virgen del Rosario estuviera acompañada por carretas engalanadas y se encargó de su financiación. Además, tomaron parte numerosos jinetes.

Los romeros salieron del centro del pueblo para enfilar la avenida de González Vicens, desde donde se dirigieron a la zona de Santa Pola del Este. Así, el camino hacia la ermita lo realizaron bordeando el mar y aprovechando la brisa que a esas horas ayudaba a que el camino no fuera excesivamente caluroso. De hecho, las temperaturas más suaves que otros años hicieron que el trayecto fuera más llevadero. En total, fueron unas dos horas y media de camino, un poco más de lo acostumbrado, por llevar carretas.

En el trayecto se hicieron las paradas de rigor para reponer fuerzas al final de Santa Pola del Este y a la altura del Centro de Investigaciones Marinas (Cimar). A la llegada a su ermita se celebró una misa en una carpa instalada para la ocasión.