El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), además de sentar las bases del futuro desarrollo de la localidad, determina los bienes que están protegidos en mayor o menor medida por formar parte del patrimonio de Santa Pola. El nuevo catálogo incluido en el PGOU, que sustituye al anterior realizado en los años ochenta, protege nuevos bienes y edificios que anteriormente no lo estaban.

Así, en el nuevo inventario de edificios y lugares que conforman el patrimonio santapolero se incluyen 45 elementos, frente a los 28 que tenía el anterior catálogo realizado. Entre las construcciones que se añaden están los edificios del mercado central y la iglesia de La Asunción, anteriormente desprotegidos, y que ahora adquieren la categoría de Bien de Relevancia Local (BRL).

También pasan a adquirir esta clasificación los elementos defensivos de la costa que en el catálogo anterior ni tan siquiera figuraban al desconocerse su valor desde el punto de vista histórico o del patrimonio.

Como parte de este grupo se incluyen las construcciones que conforman la caseta de oficiales, los pabellones del faro junto con su búnker, así como los existentes en el puerto, las Salinas, el Tamarit y el faro, que datan de la época de la Guerra Civil. Asimismo, a estos elementos se suma el cuartel de carabineros de la Torre d'Enmig, completamente restaurado recientemente y que actualmente alberga el Centro de Investigaciones Marinas (CIMAR). Otras novedades son los aljibes. Así, se ha pasado de haber tres protegidos, a los nueve existentes actualmente.

La realización del catálogo ha requerido una ardua labor de siete meses por parte de la arqueóloga municipal y directora de los museos, María José Sánchez, que, entre otras cosas, ha debido también reclasificar los bienes santapoleros que estaban amparados bajo antiguas figuras de protección en las nuevas denominaciones que contempla actualmente la ley.

Un ejemplo claro es el del Castillo, que en el inventario anterior aún existía como Monumento Nacional en lugar del actual Bien de Interés Cultural. Bajo esta última categoría se encuentran además la torre vigía del Tamarit, la Atalaya de Escaletes, la Atalayola del Faro y la del Pinet, así como la Cueva de las Arañas del Carabassí, declarada en 1998 Patrimonio de la Humanidad en el marco del arte rupestre del Mediterráneo por la Unesco.

Por otro lado, como Bienes de Relevancia Local se han incluido el resto de construcciones que, además se clasifican en las categorías de elementos defensivos de la costa; yacimientos y áreas arqueológicos; elementos tipológicos tradicionales, como el molino de la Calera y el embarcadero de Las Salinas; los aljibes; la arquitectura religiosa, donde, además de la parroquia, la otra novedad es la ermita de El Calvario; y, por último, los edificios tradicionales

Construcciones destinadas a perdurar

La categoría de edificios tradicionales es una de las que ha incorporado nuevas construcciones que han pasado a estar protegidas por la singularidad de su arquitectura. Así, la Casa de Don Gabino, (en la calle Elche), con su característica fachada; el mercado de abastos, con su particular distribución al construirse originariamente sobre una iglesia; la Casa Alquería de la familia Cuesta; y la Casa Encarnada Bahía, pasan a formar parte del patrimonio que perdurará en Santa Pola. Estos edificios se unen a la casa de La Senia (ubicada en El Palmeral), la Alquería Villa Adelaida, la casa del Francés y la Aduana del puerto, que ya gozaban de una protección.