Leemos

Literatura juvenil

Entretenimiento y transmisión de valores en El almacén de las palabras terribles y en El efecto Frankenstein de Elia Barceló

Elia Barceló

Elia Barceló / José Joaquín Martínez Egido

José Joaquín Martínez Egido

Esta semana me he puesto en modo juvenil y me he leído dos de las novelas más afamadas de mi paisana Elia Barceló, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2020, dirigidas a este público, concretamente El almacén de las palabras terribles (Edelvives, 2003) y El efecto Frankenstein (Edebé, 2019). El motivo ha sido la celebración, este próximo miércoles, en Elda, de la IX edición del Concurso de Relato breve Elia Barceló que organiza el Colegio Sagrada Familia; además de que, previamente, se realizará un taller de microrrelatos sobre esas dos novelas entre el alumnado, con premio incluido, impartido y patrocinado por la Sede Universitaria de Elda UA, la cual, junto a Pedro Civera, ha creado tres Kajoots sobre esas novelas y sobre su autora para que puedan servir como actividades lúdicas en la celebración de la semana del libro.

Así que ya me veis metido en dos historias que combinan la realidad y la ficción, con personajes jóvenes y muy jóvenes, con una visión del mundo casi transparente mediatizada por las tragedias personales que tienen que vivir. En El almacén de las palabras terribles, he visto, y me he identificado, cómo somos esclavos de las palabras que decimos en momentos de furia y cómo esos hechos, casi involuntarios, nos pueden amargar la vida, sobre todo cuando los destinatarios son los que más queremos. Así tenemos a Talia, una niña de 12 años, y a Pablo, joven de 19, víctimas de sus palabras que, mediante un desdoblamiento entre el «aquí» y el «allí» podrán llegar a una buena solución, reflexionando en ella sobre la importancia de los actos, el valor de la amistad y la querencia a la familia. En El efecto Frankenstein, mediante la referencia metaliteraria de la novela de Shelley, se desarrolla una historia de viajes en el tiempo, entre dos siglos diferentes, de dos jóvenes, Max y Nora, que quieren estudiar medicina. En esta novela, además del argumento que supone la sucesión de los hechos, se reflexiona sobre la capacidad de creerse dios, y en la que, además, se incluyen muchos temas, tales como el misterio, la ciencia ficción, la brujería, la pseudociencia, las logias, pero también la metaliteratura, el amor y el enamoramiento, el valor de la amistad, la sororidad y el feminismo, todo ello encaminado a que su lectura sea apasionante mediante la creación de ese rico universo narrativo.

Si bien la literatura juvenil se caracteriza, dado el público al que va destinada, por producir novelas sin muchas dificultades de interpretación, por emplear un proceso de creación narrativo sencillo y por ser un tanto ingenuas, sin procacidad y, muchas veces, caracterizadas por la pura evasión, Elia Barceló va más allá y las concibe y las redacta con técnicas narrativas más complejas en donde se suceden diferentes planos de narración e, incluso, diferentes líneas argumentativas, como en El efecto de Frankenstein en donde podemos encontrar una trama amorosa entre los dos protagonistas, la aventura de los viajes en el tiempo, lo relativo a la peripecia del monstruo, y la trama que supone la envidia, la avaricia y la soberbia del primo del protagonista. Todo ello aunado por las voces muy actuales y cercanas de los narradores omniscientes en cada una de ellas, con reflexiones propias y con un lenguaje cercano y comprensible, sin olvidar que sus lectores son jóvenes que pueden convertirse en grandes lectores gracias a sus propias obras.

No hay que olvidar, que el propósito de las novelas juveniles no debe ser baladí, porque suponen la puerta de entrada a la lectura adulta, de ahí que sea un género, en mi opinión, muy complicado al tener que aunar el entretenimiento y la transmisión de valores en personas en formación de su personalidad, junto al deber de estar bien escritas para que pueda formarse en sus lectores un criterio de valoración artística.

Y ¿Por qué deberíais de leer estas dos novelas? En primer lugar, por lo ya afirmado, es decir, porque son un buenísimo ejemplo de literatura juvenil en español en donde, además de entretener, transmiten valores humanos compartidos por todos los que formamos una sociedad moderna, equitativa y honrada y, de forma un poco egoísta como es casi siempre la actividad lectora, porque podemos sentirnos mucho más jóvenes, más inocentes, disfrutando de aventuras escritas para otros ojos y leídas por los nuestros.