Se acerca el 8 de marzo, y con esta fecha la reflexión sobre el papel de la mujer en las actividades profesionales. Sobre el ejercicio de la crítica de arte, el escritor, la escritora, analiza la realidad desde su experiencia y formación, reflexionando y redefiniendo constantemente sobre lo que considera que es el objetivo de la crítica. En general la crítica es entendida como herramienta fundamental en el ejercicio propio de un sistema democrático, en el que las estructuras se hacen en el debate colectivo, y la mujer evidentemente forma parte de esta colectividad con una voz propia. La crítica debe estimular el debate, debe plantear las preguntas, para que todos los elementos, los condicionantes, las diferentes posturas que intervienen en una situación crítica, puedan definirse, si se pretende llegar a alguna solución que contemple a todos o a establecer las vías para ello. Ese es el ideal del debate, aunque en la práctica a veces se confunda con un arma arrojadiza para conquistar espacios de poder, para derribar, minusvalorar al contrario?.

La crítica también debe plantearse en términos intergeneracionales. Las necesidades de los jóvenes no son las mismas que las de las generaciones más asentadas, y esto también para la mujer, en cuanto que está conquistando espacios que tradicionalmente le han sido vetados. Aunque en toda disciplina del espíritu nunca se puede desdeñar lo anterior, en el análisis del arte hay que tener en cuenta el vocabulario, las condiciones sociales, económicas, políticas, las tendencias y movimientos del tiempo concreto en el que se vive. En Alicante la crítica siempre ha estado en manos de hombres, salvo el tiempo en el que ejerció Isabel Tejeda, y alguna esporádica intervención de otras historiadoras. Pero en realidad no ha habido una acción crítica plural, es decir, de diferentes voces, sea de hombres o de mujeres, ni continuada. Se cumple con un ciclo, en connivencia con una visión del arte en el que más o menos el historiador o crítico está formado, se mantiene unos años y, con los cambios propios de las nuevas generaciones o de las condiciones políticas y sociales, se abandona. Normalmente la crítica no es muy bien recibida, no te haces muchos amigos con esto, y si el debate solo se entiende como promoción personal es desalentador.

Si revisamos en las hemerotecas la presencia de la crítica de arte en los diarios de Alicante, curiosamente, la lista de firmas es mucho menos diversa y numerosa con la llegada de la democracia, y a partir de los años noventa prácticamente desciende a escritos eventuales. Hay un momento realmente curioso en Alicante. Se entra en una etapa de desinterés por el arte en general y por el arte contemporáneo en particular que se evidencia en la falta de apoyo al museo de Sempere, durante casi 40 años. Si no se es capaz de hacer accesible al público los valores de la Colección Arte Siglo XX de Sempere, cómo pretender que se entienda el arte más inmediato. Sin embargo se plantean proyectos muy costosos económicamente como el de la Fundación CAPA o el SEA, en el Castillo, de los que tras un tiempo de gestión, no nos ha quedado nada, bueno sí deudas. También el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana trae a Alicante sus exposiciones, aunque siempre se aplaza la investigación del arte realizada por artistas o historiadores de Alicante, no hay una prospección continuada del patrimonio artístico de sus instituciones, colecciones, museos. Tímidamente se inicia una nueva reestructuración de la colección Sempere hasta la ampliación del museo con la creación del MACA, título en el que se incluye Arte Contemporáneo. Pero sin dotación presupuestaria ni un concurso público de proyectos para su gestión, ha ido asumiendo obras y exposiciones, la colección CAM, sin un debate público sobre el lugar de este museo en la ciudad de Alicante, sobre sus líneas de actuación, su implicación en la cultura contemporánea. Teniendo mayor relieve Las Cigarreras por el hecho de que da espacio a toda asociación, empresa o particular que tenga interés en mostrar su trabajo en público.

Con la proliferación de nuevos museos y centros de arte en casi todas las capitales de provincia del país, aumenta la inversión pública en la creación de colecciones, de becas y subvenciones para jóvenes artistas, premios, convocatorias, ferias comerciales de galerías privadas con el apoyo y subvención públicos? Se empieza a hablar casi por primera vez de curadores, de comisarios de arte, de análisis crítico de la obra de arte y de la gestión artística realizada por estas instituciones públicas y privadas. Anteriormente la crítica más tradicional solamente comentaba los aspectos más visibles de la obra y muy pocas veces entraban en lo conceptual. Prácticamente se basaba en una descripción periodística, en la que excepcionalmente se aportaba alguna erudición, y no se llegaba a hablar del concepto, del porqué surge una obra, de cuáles son sus valores y deméritos, ni de su relación con el medio en el que surge o se expone, ni de la recepción por parte del público. Aunque evidentemente siempre ha habido excepciones. En Alicante tuvimos a un crítico muy culto y comprometido, que supo trasmitir toda la complejidad del arte y de un tiempo, Ernesto Contreras, cuyo testigo fue recogido por José Ramón Giner y Lorenzo Hernández Guardiola, éste desde su visión de historiador y el estudio de nuestro pasado.

Sin apoyos fiscales al coleccionista privado, ni el desarrollo de la formación en arte en la educción básica, la inversión pública se convierte en el único motor de la promoción del arte y de la generación de relaciones entre los diversos sectores sociales y culturales de un núcleo urbano determinado. Con la crisis, se intensifica el cuestionamiento de los proyectos culturales de estas instituciones. Se les demanda transparencia y profesionalidad en la gestión de los reducidos medios públicos. En el análisis y la recuperación de importantes etapas de la arte del siglo XX, no vividas en su momento en España, los centros culturales y las galerías han apostado, desde el inicio de la democracia, por determinadas tendencias del arte contemporáneo, o por la recuperación de autores del pasado, lo que inevitablemente repercute en la comprensión de nuestro tiempo. Así el crítico, el escritor de arte, no solamente debe valorar una exposición sino el proyecto expositivo del museo, cuáles son sus objetivos y cómo interpreta, incluso, redefine el contexto cultural en el que se ubica. No podemos obviar la función que una obra de arte tiene en el entorno cultural al que se dirige. Si no se da esta relación, porque hay un olvido sistemático del arte que se hace en el lugar, en Alicante, la obra pasa desapercibida. Entonces, para qué se realiza su exposición en un medio público, en una ciudad determinada.

Este es un ejercicio que exige conocimiento y el contraste continuo de las obras, como también de los medios para enseñarlas. Ante la falta de debate, de contraste, prevalece la opinión del no especialista, que cuestiona y desautoriza a nivel popular la labor del crítico y la necesidad de una mayor profundidad en el análisis. El análisis de la cultura debe ser un ejercicio amplio, en el que participen todos. Es la única manera de evidenciar la parcialidad o la falta de rigor en la información. Pero el sector profesional tampoco hace mucho para establecer las condiciones óptimas en el ejercicio de la crítica. Se constituye un jurado para la selección de las obras y los artistas de una convocatoria, pero quién elige al jurado. No hay un análisis, un concurso donde se analicen las diferentes propuestas y se escojan las líneas más definidas y a los profesionales más capacitados. Tradicionalmente los artistas se han callado, se han mantenido al margen, quizá por disensiones entre ellos, por miedo a enfrentarse al poder y perder su favor, o quizá porque el lenguaje del artista ya no tiene nada en común con el del gestor. Pero cómo introducir el criterio, la decisión, de los profesionales del arte, de los artistas, si no se publican los protocolos de actuación, los objetivos y medios de los proyectos culturales, sus presupuestos?. Sin transparencia no puede haber debate, no hay democracia.